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Pumuky

El orfebre constante

 

Javier Burgueño 

Fotos Zhana Yordanova

 

Aprovechando la reedición de su segundo trabajo hablamos con Jaír Ramírez, alma mater y centro gravitacional de Pumuky, sobre el pasado, el presente y el futuro de la banda. Par celebrar que “Los exploradores perdidos” vuelve a estar disponible después de muchos años descatalogado lo defenderán en directo el 20 de enero en Madrid (Café La Palma), 13 de febrero en Badajoz (Salón de Teatres), 14 de febrero en Sevilla (Sala X) y 15 de febrero en Valencia (Loco Club).

 

En septiembre del año pasado reeditasteis "Los exploradores perdidos", segundo trabajo de Pumuky tras vuestro estreno con "De viaje al país de las tormentas". ¿Cómo acabas decidiendo reeditarlo? ¿por qué con WeAreWolves Records?

Los exploradores perdidos” era un EP que nos pedían con frecuencia en los conciertos porque era difícil de encontrar desde hacía tiempo, ya que andaba descatalogado, así que nos pareció un buen momento reeditarlo justo cuando se cumplían 10 años de su publicación original a través de Lejos Discos. Además, tampoco estaba disponible en plataformas digitales, por lo que aprovechamos para subirlo al Spotify, Youtube, y así personas que nos siguen desde hace menos tiempo podían descubrir por primera vez algunas de estas canciones antiguas a las que les tenemos bastante aprecio, como “El farero de Ushuaia” o “Los dilemas del Chico Puercoespín”.

WeAreWolves Records llevan el management de Pumuky desde hace unos años, y cuando se enteraron de que queríamos reeditar este EP se ofrecieron a sacarlo ellos, preparando además una reedición especial, por primera vez en formato vinilo, así que nos pareció genial la idea.

 

¿Qué cambia de la edición original a la del 2017?

La edición original tenía un diseño muy particular, con una portada que se terminaba de entender cuando desplegabas la carpeta interior y te encontrabas con un mapa y con una especie de juego de máscaras. Por cuestiones técnicas no podíamos llevar toda esa parafernalia a la carpeta del vinilo, así que para no quedarnos a medias decidimos renovar por completo el diseño del disco, inspirándonos en el concepto original, pero trasladándolo a otro espacio/tiempo. El trabajo corrió a cargo de Fran Rodríguez (lacabezaenlasnubes), y la verdad es que quedamos contentos con el resultado. También era una forma de que cada una de las ediciones tuviera algo que las diferenciara entre ellas, haciéndolas ambas particulares y únicas. También se hizo un nuevo mastering del master original, y se recolocó el orden de las canciones, para adaptarlo a las características sonoras propias del vinilo.

 

La edición original vino de la mano de Lejos Discos, casa por aquella época de proyectos tan interesantes como Árbol (Miguel Marín) y Úrsula (David Cordero), e incluso David colaboró en vuestro EP. ¿Qué recuerdos tienes de aquella época y de la discográfica?

Una de las personas detrás de Lejos Discos, sello que andaba a medio camino entre Galicia y Bruselas, era Fernando Campelo. Conocí a Fernando algunos años antes, cuando empecé a grabar mis primeras maquetas, ya que contactó conmigo con motivo de su Fanzine Metronomic (de cuando se hacían fanzines en papel), para alguna entrevista si no recuerdo mal. Pumuky publicamos nuestro debut con Federación de Universos Pop (Discos FUP); de forma paralela Fer montó el sello con sus socios y empezó a publicar discos que me llamaron mucho la atención (Sprites, George, Úrsula…), además con ediciones artesanales muy cuidadas, y como seguimos en contacto durante todos esos años llegó un momento en el que nos ofreció sacarnos un EP con Lejos Discos, a lo que accedimos encantados.

Recuerdo aquella época con cariño porque marcó algunos hitos importantes en la trayectoria de Pumuky; con “Los exploradores perdidos” era la primera vez que estrenaba banda (antes grababa sólo en casa), la primera vez que entraba en un estudio de grabación profesional, y la primera vez que colaboraba con otros músicos a los que admiraba, entre ellos David Cordero, Pedro Cantudo (Limousine, Jubilee), Abraham Boba (Nacho Vegas, León Benavente).

 

 

Una vez publicado el disco, ¿saldréis a defenderlo/ recordarlo en directo?

Sí. Ya hemos hecho algunas presentaciones en casa, en Canarias, pero en próximas semanas haremos algunos conciertos más por la península con motivo de esta reedición, donde además tendremos a la venta las últimas copias disponibles del vinilo. Madrid, Badajoz, Sevilla y Valencia son los próximos conciertos, iremos confirmado más fechas pronto.

 

A la hora de preparar los conciertos, ¿eran temas que tocases habitualmente en directo? ¿Qué sensaciones produce volver sobre los temas de ese disco?

Quitando “El eléctrico romance de Lev Termen y la Diva del Éter”, que es una canción que siempre ha estado presente en nuestro repertorio de directo, el resto de canciones hacía muchos años que no las interpretamos, por lo que se nos ha hecho algo raro revisitarlas; sobre todo porque ahora también tenemos que adaptarlas a un formato diferente, ya que en esa época teníamos batería en la banda y ahora andamos con cajas de ritmo y demás cacharrería electrónica. Pero bueno, canciones como “El farero de Ushuaia”, que es una mis canciones preferidas de toda la discografía de Pumuky, ha sido agradable adaptarla a otro tipo de sonoridad y darle una nueva vida.

 

¿Ha variado mucho tu forma de entender la música desde entonces o sigues reconociéndote en esas canciones? Mirando atrás, ¿cómo ha cambiado Pumuky (si es que lo ha hecho) a nivel de ideas, planteamientos, formas de trabajar, influencias?...

No sé si esto es bueno o malo, pero me sigo reconociendo en esas canciones, le sigo dando vueltas a las mismas cuestiones, por lo que me atrevería a decir que podría haber compuesto cualquiera de ellas en estos momentos.

Claro con el paso del tiempo uno va cambiando, teniendo otro tipo de vivencias, relaciones, el espectro de músicas que empiezas a abarcar va aumentando. También vas creciendo como músico y aprendiendo a usar otro tipo de herramientas musicales, vas trasteando con nuevos cacharros e instrumento, y todo eso te influye a nivel creativo; pero creo que en la esencia pocas cosas han cambiado desde “Los exploradores perdidos” a “Justicia Poética”, nuestro último disco. No siento que tenga que renegar de nada de lo hecho en el pasado; creo que tenemos un sello reconocible a lo largo de nuestros discos.

Lo que no va con nosotros es probar con estilo musical sólo porque sea tendencia o parezca guay; no nos movemos en base a esos parámetros. Pienso que la evolución musical entre nuestros discos ha tenido más que ver con aspectos circunstanciales; por ejemplo, antes de ponernos a escribir “Justicia Poética” nos quedamos sin batería, por lo que con ese disco tuvimos que construir las canciones sobre cajas de ritmo, adquiriendo así un perfil sonoro más electrónico. Ahora andamos presentándonos en formato dúo, y es probable que la próxima grabación que hagamos también la afrontemos con este formato, y eso te limita e influye de alguna manera, haciéndote elegir unas herramientas musicales en vez de otras, modulando así el resultado sonoro final.  

 

Como comentaba antes, Cordero colaboró en el disco, ahora lo editas con WeAreWolves, ¿es una coincidencia o parece haber una conexión sevillano-gaditana detrás?

Ampliaría el rango y hablaría más bien de conexión andaluza, porque a lo largo de nuestra trayectoria muchos episodios están relacionados con Andalucía. “Los exploradores perdidos” lo grabamos en un estudio de Andújar (Jaén), y 10 años después lo hemos reeditado con un sello sevillano, WeAreWolves Records. “Plus ultra” lo grabamos en La Mina, con Raúl Pérez, también en Sevilla; y somos muy buenos amigos de muchos músicos andaluces, como David Cordero, Esteban y Jose de I Am Dive y de WAW, y podría seguir comentando muchas otras conexiones…

 

Han pasado 15 años ya desde vuestra primera maqueta, tres lustros dedicados a la música con Pumuky, y aparte tienes otra profesión. ¿Cómo haces para combinar ambas facetas durante un largo periodo de tiempo y no acabar exhausto?

La mejor forma de lograrlo es no pensar mucho en ello. Nunca he hecho música con el fin de lograr vivir de ella, la hago por otros motivos; si pasara no digo que no sería estupendo, porque tendría bastante más tiempo del que tengo ahora para intentar hacerlo mejor, ensayar más, salir a tocar con más frecuencia, pero como es algo que tampoco depende de mí, porque hay muchos factores en juego, pues no pierdo el tiempo pensando en ello.

La música me ha permitido vivir un montón de historias, hacer amigos y conocer muchos lugares distintos, por lo que me siento satisfecho y realizado aunque no pueda vivir de ella. Cierto, combinarlo con un trabajo para cubrir tus necesidades básicas por momentos es una odisea, de hecho llevo 15 años dedicando gran parte de mis vacaciones a la música; y llegar un lunes al trabajo después de haber tenido un finde de conciertos es duro, y por épocas andas exhausto sí, pero me vale la pena.

 

 

¿Cómo es hacer música independiente desde las Islas Canarias? Supongo que la distancia a la península ha de acabar siendo un handicap en más de un sentido. ¿Cuales son los pros y los contras de dedicarse a la música en una isla a cierta distancia de la península?

Sin duda es un hándicap… lloraríamos de emoción si un día pudiéramos sencillamente cargar nuestro backline en la furgo e irnos directo a patear la península, en vez de tener que ir a pelear sí o sí a los aeropuertos para que nos dejen llevar nuestros instrumentos con nosotros, sin saber muy bien qué va a pasar hasta última hora. Pero ya estamos mentalizados, así que no vale la pena perder el tiempo lamentándose ni dejamos que vivir en la ultra-periferia nos paralice; y no lo ha hecho porque fácilmente habremos dado más de 200 conciertos fuera de las islas Canarias, no sólo en España, Francia o Alemania, sino en lugares aún más lejanos como México, Perú o Chile. Nos gusta la aventura.

 

Los cambios de formación suelen ser habituales en Pumuky, ¿qué factores son los que acaban definiendo las formaciones de cada época?

Vamos a un ritmo de formación por disco, más o menos, pero los cambios de formación son normalmente por motivos circunstanciales, y también porque es difícil mantener la motivación en una banda cuando se busca un compromiso artístico alto pero al mismo tiempo se viven situaciones precarias, y en la música lo que más abunda es precariedad.

Durante algunos años tuvimos la banda en Barcelona, aunque Noé y yo siempre hemos vivido en las islas Canarias, porque para las giras era mucho más sencillo tener al grueso de la banda en la península, pero luego ensayar era un problema, así que con el tiempo volvimos a refundar la banda en Canarias. Lo que pasa es que muchos músicos de Canarias se van fuera de las islas, por lo que aquí es algo complicado encontrar gente afín musicalmente, que además esté motivada para la aventura y tenga una capacidad alta de compromiso. Estar en una banda es un sacrificio la mayor parte del tiempo; o vales o no vales para esto. Ahora al tocar sólo con mi hermano Noé pues se está muy bien, la verdad, porque la ventaja de tocar con un hermano carnal es que puedes tener la gran bronca en un ensayo y al día siguiente no ha pasado nada; discutir con pasión sobre una cuestión artística y que no haya consecuencias mayores es algo crucial para la salud mental y durabilidad de una banda.

 

Una vez reeditados los exploradores, ¿tienes (tenéis) más proyectos en mente?, ¿para cuándo el sucesor de "justicia poética"?

Estamos escribiendo nuevas canciones, pero aún no sabemos el tiempo que nos puede llevar tener la continuación de “Justicia Poética”. No nos gusta preparar discos bajo presión, y el hecho de no vivir de la música te da este tipo de libertad artística, que para mí vale mucho; no necesito hacer ningún tipo de concesión porque tenga hambre.

Hace unos días publicábamos una nueva canción, titulada “Dummies in love 2”, que se ha convertido en la nueva sintonía del programa de Radio 3 “Disco Grande”; será la única novedad que podamos enseñar en próximos meses...

 

Javier Burgueño

Javier Burgueño pasó su juventud en el Vallés Oriental (Barcelona) donde se inició en esto de la crítica presentando y coordinando un programa musical de la televisión de su pueblo durante la bendita locura analógica de las televisiones locales de principios de los 90 (asegura que ya no quedan copias de los programas, se encargó personalmente de ello una noche de verano). El experimento fue divertido y dejó un poso latente que volvió a aflorar con el cambio de siglo cuando empezó a colaborar asiduamente con la web del programa de radio madrileño “El otro lado del telescopio” y más tarde con www.pinypondjs.com. Ha sido colaborador de Go Mag desde el 2007 hasta su desaparición de los quioscos el pasado junio de 2013.

 

javier@blisstopic.com

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