Miqui Puig & ACP
Totalmente a favor
Texto Lidia Noguerol
Fotos Santi Trullenque
Después de seis años de ausencia, Miqui Puig vuelve con disco nuevo arropado por la Asociación Cicloturista Puig (ACP). “Escuela de Capataces” se encuentra entre lo mejor de la discografía del de l’Atmella, porqué aunque pasan los años Miqui Puig sigue a lo suyo. Trabajando con músicos excelentes y escribiendo letras bellas. Bebiendo y llorando. Mezclando hedonismo y decadencia, reivindicando la hermandad y el buen vestir con la misma convicción de siempre. Migui Puig & ACP son los cabezas de cartel (junto a Renaldo & Clara y Pavvla) que tocarán en la fiesta del Play Ara en el Centre Artesà Tradicionàrious de Barcelona el próximo 4 de mayo. Más información en el link.
Aunque cantas en una canción “solo te pido que me cojas del suelo”, has demostrado varias veces que eres capaz de levantarte solito. Aunque han pasado muchos años y seguramente tus circunstancias vitales son muy diferentes, “Escuela de capataces” me ha recordado a “Colección de favoritas” (Dro, 1999), tu último disco con Los Sencillos. No por lo musical ni los temas que tocas, pero si por la situación en que ambos discos fueron publicados. Ambos son los sucesores de dos discos que no acabaron de funcionar y los dos te trajeron de vuelta a los escenarios.
No había caído en ello y puede que si, que los dos contengan la concentración extra que un “batacazo” exige después, las voces amigas que te ayudan y te dan coraje para el nuevo paso, y básicamente pensar en la composición como base a todo el resto. Teniendo canciones el resto llega solo.
Marc Botey te acompaña desde hace muchos años. ¿Cuál es su aportación a tu música?
Marc es mi brazo armado, el músico que canaliza mis locuras, mis fobias, el que teje colchones para mis melodías, mis letras y culpable del mundo este que “Escuela de Capataces” ha explotado. Cuento que esta vez tuvimos horas de charla, acerca de maestros, de sonidos, de espacios, incluso de la artesanía y de una vida que desaparece y a la que nos aferramos.
Llevas muchos años en el mundo de la música. ¿Cómo has vivido los cambios que ha habido en la industria musical y cuáles destacarías? ¿Has cambiado tu método de trabajo a lo largo de los años?
Pues ha variado solo en lo que se refiere a tener cierto apoyo por parte de esa figura ya totalmente borrosa que son las discográficas. Yo sigo a lo mío, maquinando ideas, enredando a músicos excepcionales e intentando escribir letras bellas que me crea para cantar sobre ellas.
¿Cuál es tu relación con LAV Records?
Joder, LAV records somos mi hermano y yo intentando crear un espacio para ayudar y crecer con músicos que nos gustan. LAV es nuestro sueño y lo llevo tatuado en el brazo desde hace años.
Cómo te decía, después de tantos años en los escenarios, parece que no acabas de encajar en ninguna escena, ni en la indie ni en la retro ni en el pop más mainstream y eso que has tonteado con todas. ¿Crees que tu eclecticismo no siempre ha sido bien entendido y eso te ha perjudicado?
Hoy le leía a un amigo que decía que él no era ecléctico, que le gustaba todo lo bueno. Como a mi. Él no encajar lo llevo superado, era el gordito de la clase y si allí no encajas ya no encajas en el resto de tu existencia. Pero creo que no encajar y ser distinto (mira que bien evito el único para no dar titulares) puede ayudar o no. Tontear nunca, siempre hago todo convicción hasta el tortazo final.
Participar en programas como “Factor X” también te ha pasado factura. ¿Qué esperabas tu al participar en un programa de este tipo?
Esperaba lo que tuve, una experiencia vital en el campo de la televisión (de donde ya venía rodado...) y trabajo remunerado en un momento muy delicado. El resto forma parte del showbussiness y solo en privado cuento los nombres de muchísimas caras también conocidas que no pasaron el casting y al que, por supuesto, asistieron. También la decepción de no desarrollar el formato a la inglesa y hacerlo a la española. Soy muy de lirio en mano, que le voy a hacer.
Bebes de muchas y distintas fuentes musicales pero ya hace mucho que solo suenas a ti mismo. En “Escuela de Capataces” se hacen oír tu amor por el soul, el funk , el pop español –tu mismo has citado a los primeros Radio Futura– y el sonido Madchester. ¿Cómo fue el proceso compositivo de las canciones? ¿Tenías claro desde el principio que querías este sonido? ¿Qué fue primero la letra o la música?
Como te decía antes, teníamos muchas charlas con Marc. Armamos la Agrupación pensando en ciertos aspectos de los ochentas que nos gustaban, tanto los mainstream como los menores, los de las bandas pobres y rudas. Las letras crecieron al calor de “Can Tuyus” y luego encajaron con el sonido, con las melodías. Me sale así, sin más, ya sabes que me gusta “tontear” con todo.
Has citado varias veces a Edwyn Collins como una de tus influencias. ¿Qué te gusta de él aparte de compartir el amor por el soul?
El Edwyn de antes de los ataques (como dice Kiko Amat) era un tipo enfadado y rebelde que amaba a la Velvet, al Soul y a Rick James, que veía en la melodía y el pop un todo en el que solo debes encajar tu. Sus discos mas raros como “Doctor Syntax” fueron amuletos a los que me agarre en muchas ocasiones, por las letras, por ese submundo. Además lleva Barbour y eso es un extra mi imaginario. Y tampoco encajo muy bien en las escenas estancas.
¿De dónde te viene tu afición al northern soul? En “La hora del brindis” alzas la copa en honor de Ringo Julián, que nos dejó hace poco. ¿Cuál era tu relación con él? Y con los mods? ¿En algunas conversaciones de bar se ha comentado que fuiste mod un cuarto de hora?
Las conversaciones de bar dejan joyas para la posteridad. Fui mod un cuarto de hora, frecuentaba cuartos oscuros y en la escena hardcore me dieron codazos a lo Marcelo. Eso me pasa por no quedarme quieto y ser un buen “cuñado”: dejar claro a quien votas, beber lambrusco y seguir a pies juntillas todo lo que toca. Ringo me enseño mucho, nos abrió puertas y en algunos casos el también fue “degradado” por seguir su propio camino, salió en un video “mainstream” de Los Sencillos y nunca dejó de ser alguien amable, mágico y normal en cada encuentro. Mi afición por toda la música negra (no solo el northern) tiene su explicación científica: los nativos de l’Ametlla somos negros expulsados de África por albinos.
“Escuela de capataces” arranca con fuerza y poco a poco va cogiendo un aire agridulce y hablas de temas recurrentes de tu imaginario como la combinación de hedonismo y decadencia, la hermandad como sitio de pertenencia y el gusto estético: trajes, pañuelos, calcetines, también están presente en las fotos de promoción del álbum. ¿Qué te atrae de estos temas?
Son mi vida, mis refugios. Rastreo webs de moda, de zapatos y a cierta edad es lo que queda. Además yo empecé siendo miembro de un moto-club a los 10 años, allí empecé a ver el clan, la banda, el concepto de la amistad como algo sagrado e incluso en los momentos de soledad míos (bastantes...) han estado allí, de eso va el disco y mi vida. Beber y llorar. Por eso soy también el cantante de la Agrupación para sentirme querido y arropado. Para mi talla es más fácil coleccionar zapatos y calcetines que camisas, la vida en XXLandia es dura.
Tenías un programa de rádio que se llamaba “Can Tuyus”, añadiste a tu nombre las siglas F.C., en un concierto en el PopArb dijiste que harías un repertorio tipo casino ( en referencia a los casinos de pueblo, no al de Mónaco, entendí) y ahora recorres los escenarios con la ACP (Asociación Cicloturista Puig). La cultura popular siempre ha estado muy presente en tu imaginario y es una señal de identidad. Qué es lo que te gusta de ella?
Como bien te decía es un enganche a reivindicar lo que estamos perdiendo y que nos ha hecho como somos. Algunos se aferran al look de los Stones en los 70s, otros a la oscuridad y yo a este mundo entre Josep Pla, Edwin Collins o “Perros de Paja” de Peckimpah. Madera y cuero viejo, vinagre de bota para los boquerones, etc... Se que no es moderno, pero es mío.
Tienes una vena mitómana que se nota también en tu discografía. Pero en “Escuela de Capataces” la cambias por una de más personal y solo hay una referencia a las “Supremes”. Ahora miras más hacía tu interior que hacía fuera?
Quería hacer esta mirada, pero siendo un narrador. Mirando desde dentro de otras vidas, pero siempre acabas teniendo tu voz allí. Quise no dar mitomanía, pero como suele pasar acabas recayendo. Siempre... “...una pequeñita y ya...”.
Los bares son un escenario recurrente de “Escuela de capataces”. Son los templos modernos y retratas muy bien a su parroquia en el “La teoría del hombre invisible” en la que haces una referencia a la primera canción del disco.
Los bares son vida y siempre han sido el punto de encuentro de cada generación, me interesan como el escaparate perfecto que son, desde allí todo se ve mejor.
Te despides con “Vos trobava a faltar”. ¿Fue la añoranza y la necesidad de contar historias la que te trajo de nuevo al estudio de grabación? ¿Has entrado otra vez en él para no volver a salir?
Echaba de menos tocar, la electricidad, el local, la camaradería y solo espero que el físico me aguante unos años más. Me apetece de verdad.
Has dado ya unos cuántos conciertos de “Escuela de capataces”. ¿Estos primeros directos han respondido a tus expectativas?
Las expectativas se han cumplido, un día haces soldout en Madrid y al siguiente metes 40 personas en Zaragoza, subes a Girona y abres un escenario de festival, las fans han crecido y vienen con sus hijos, los haters te llaman “botifler” en la red y tocas en la Damm donde la mitad de el público no te conoce por edad. Pero bailan y eso reconforta. Mi única expectativa es que la ACP tenga continuidad y nos lo pasemos muy bien tocando.

Lidia Noguerol
Lídia Noguerol comparte profesión con Barbara Gordon (Batgirl). Cuando no le toca lidiar con adolescentes descarriados, borrachos y indigentes, se dedica a seleccionar música, cine, libros y cómics. Por la noche, cuando no va al cine o se queda en casa leyendo, transita autopistas y carreteras secundarias y recorre los ejes de comunicación del país, en busca de conciertos de los que hablar por la mañana siguiente en prensa local, portales culturales, blogs y prensa especializada como la extinta Go Mag. Buscando un mundo mejor, ha ido a parar a Blisstopic, un lugar tan excitante como Gotham.