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DArkside  

Darkside

Psychic

Other People-Matador / ¡Pop Stock!

7,5

Psicodelia

Vidal Romero

 

Como la mayoría de las cosas en el universo particular de Nicolas Jaar, el primer maxi de Darkside apareció por sorpresa, sin ningún tipo de aviso, a finales de 2011. Aquel diez pulgadas contenía tres cortes en los que se palpaban los elementos habituales en el vocabulario de Jaar –la tensión dinámica, las atmósferas viscosas, las melodías hipnóticas, los tempos al borde mismo del desplome, pero hábilmente mezclados con las líneas de guitarra de Dave Harrington, compañero de correrías de nuestro hombre desde que eran tiernos infantes. El resultado era una especie de blues comatoso y espectral, una espesa sopa psicodélica, de la que iban emergiendo voces arrastradas, punteos de guitarra de aire californiano y todo tipo de burbujeos digitales. Un experimento feliz, que hasta ahora parecía que iba a quedar convertido en eso, en un capricho ocasional.

 

Y sin embargo, dos años más tarde (y antes incluso de que Jaar haya asentado su carrera en solitario con un segundo largo), aterriza en las tiendas un disco que ya desde el título y la portada –una extraña figura de bordes difusos y apariencia gelatinosa parece avisar de sus intenciones psicodélicas. Unas intenciones que se materializan a la perfección en la primera canción, “Golden arrow”, una pequeña odisea mercurial y desvaída, que salta del ambient deshilachado al house cinético, que se deja arropar por vapores analógicos y cortinas de ruido, a lo largo de once minutos cargados de emoción. El resultado, como ya sucedía en el maxi, tiene mucho que ver con la música que produce Jaar en solitario, pero sacrificando parte del componente atmosférico en favor de una cierta estética rock, que le debe mucho a las guitarras de Harrington. Guitarras que casi siempre encajan bien (sobre todo cuando Jaar las manipula y maltrata, como en la espumosa “Freak, go home”), pero que también tienen responsabilidad directa en los momentos más flojos del disco, esos que sorprenden por su lectura demasiado convencional –casi podríamos decir que comercial, de radiofórmula. Canciones como “Paper trails” o “Heart”, que con su solemnidad impostada y unas guitarras con aire a Mark Knopfler –al Mark Knopfler más chungo, además, el de la última época de Dire Straits suenan más a AOR de los ochenta que a música electrónica actual. Y es una pena que esas dos canciones hayan pasado el corte, porque a partir de ese momento "Psychic" vuelve al buen camino: “The only shrine I’ve seen” es un musculoso acercamiento al post-punk según Talking Heads, la ya citada “Freak, go home” añade profundidad y la pareja que conforman “Greek light” y “Metatron” termina el viaje entre vapores cósmicos. Un epílogo estupendo para un disco que conviene comprar en la versión doble vinilo, para no tener que pinchar nunca la cara B.

 

Vidal Romero

Como todos los antiguos, Vidal Romero empezó en esto haciendo fanzines (de papel) a mediados de los noventa. Desde entonces, su firma se ha podido ver en infinidad de revistas (Go Mag, Rockdelux, Ruta 66, Playground, aB, Era y Clone entre muchas otras) y algún que otro periódico (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz). Es también uno de los autores del libro “Más allá del rock” (INAEM, 08) y ha trabajado como programador y productor para ciclos de conciertos y festivales como Arsónica, Territorios o Electrochock (US). Incluso le ha quedado tiempo para ayudar a levantar España ladrillo a ladrillo con lo que es su auténtica profesión: la arquitectura. Es uno de los mejores analistas de música electrónica de este país.

 

vidal@blisstopic.com