Vida Festival 2015
02-05/07/2014 Masia Cabanyes, Vilanova i La Geltrú
Fotos Javier Burgueño
Segunda edición de consolidación para el Vida Festival de Vilanova i La Geltrú que ha mantenido las cifras de asistencia de su primera edición (14.500 asistentes frente a los 15.000 de 2014) y parece centrarse en un público más interesado en “vivir la experiencia” de un festival que en pegarse una maratón para ver a quince grupos en una tarde. En todo caso, el formato de festival “boutique”, cómodo y poco exigente físicamente (aunque cuando cae la noche, las sillas de los bares se convierten en preciosos tesoros guardados con celo digno de Gollum) se rebajado ligeramente ya que la dispersión horaria y de escenarios que ya criticamos en año pasado no sólo se mantiene (conciertos por la mañana en la playa y por la tarde en la Masia Cabanyes), sino que aumenta al empezar las solapaciones que antes se intentaban evitar. En lo estrictamente artístico, los grupos locales (esos que muchas veces parecen estar sólo para rellenar el cartel) tuvieron protagonismo y rindieron a buen nivel, mientras que los grandes reclamos foráneos de este año cumplieron sobradamente con las expectativas. Antes del cierre, la organización anunció la primera confirmación para el 2016: The Divine Comedy.
VIERNES
Una programación realmente desafortunada (uno de los cabezas de cartel abriendo el festival a las 18.15, ¿en serio?) nos impidió llegar a ver a Neil Halstead, aunque fuentes dignas de todo crédito nos aseguran que estuvo más que bien. Por ello, un Xoel López cada vez más “cantautorizado” (perdón por el neologismo) abrió para nosotros el festival en el idílico (pero fácilmente abarrotable) escenario El Vaixell. Pivotando alrededor de sus dos discos a su propio nombre “Atlántico” (EsmerArte, 2012) y “Paramales” (EsmerArte, 2015), el de A Coruña se alejó del pop de sus inicios y reivindicó como un compositor íntimo cercano a los recursos del folk rasgando la acústica con contundencia y tirando de armónica (“Antídoto”). 7,5.
Ya en el pequeño de los escenarios grandes los granadinos Grupo de Expertos Solynieve demostraron que son mucho más que una “banda paralela” (¿hace falta decir de quién?) y ya desde el primer tema, “La nueva reconquista de Granada” se emplearon a fondo para defender el ya lejano “El Eje de la Tierra” (El Ejército Rojo, 2012) y apostando por un pop-rock eléctrico algo convencional y sólo muy levemente aflamencado. Sin duda, lo consiguieron y, pese a la insistencia de J en recordarnos el nombre del festival una y otra vez, redondearon un gran concierto. 8,1
Los leridanos Renaldo y Clara son tan serios y hasta frugales que da un poco de cosa verlos sobre un escenario patrocinado por una potente bebida espirituosa. Con formación de quinteto, los de Clara Viñals dejaron atrás la ingenua fragilidad de sus canciones de raíz folk y ya hace tiempo que se internaron en el bosque del pop más melancólico y contenido con guiños a la bossanova más sombría y a lo mejor del Sonido Donosti. 8,5
El británico Benjamin Clementine fue sin duda una de las grandes sorpresas de esta segunda edición. En su debut en nuestros escenarios (y también en uno de sus primeros conciertos con banda: batería, teclado, cello y él mismo al piano) el londinense defendió su disco de debut “At Least for Now” (Behind, 2015) con un difícil set lleno de parones, giros estilísticos (del pop, al soul y al jazz, con algo de minimalismo pianístico) y un final totalmente anticlimático. Sin embargo, el extraño magnetismo de su voz y su económico estilo al piano nos mantuvo en vilo en los momentos más jazzísticos (esos en lo que el batería apenas podía seguirle) como “Quiver a Little” y, pese a algunos momentos en que sus virtudes vocales parecían deslizarse hacia el mainstream facilón, la contundencia lírica de “Cornerstone” y “I Won’t Complain” (con piano arrebatado a lo Michael Nyman en “El Piano”) nos obliga a tenerle muy en cuenta de cara al futuro. 8,6
El que no tiene problemas con el futuro es Joan Miquel Oliver. El de Antònia Font es uno de los mejores escritores del país (eso ya se sabía), pero el detallismo pop de “Pegasus” (Sony, 2015) es sencillamente insuperable. Con su sencillez y chispa sobre el escenario (“me dice mi representante que si publicara todas las canciones que tengo con ritmo de reggaetón juntas sería un exitazo”) y con una banda perfecta (con Jaume Manresa de los Antònia al teclado) el mallorquín nos dejó un concierto de altura y un himno eterno para las noches de verano (“Surfistes a càmera lenta”). 9,0
The War on Drugs eran, sin duda, uno de los grandes reclamos de esta edición y no defraudaron. Su puesta en escena es ya la de una banda de enorme repercusión y recursos por lo que sorprendió un inicio bastante lineal con desarrollos clásicos y un Adam Granduciel (que dio la sensación de haber moderado el parecido de su voz con la de Bob Dylan) sencillamente desatado con la guitarra. Poco a poco, las canciones se alargaron (“The Best Night”) y se ablandaron (en “Eyes to the Wind” ya llegaron a recordar a los Dire Straits más épicos) hasta que el saxo de Jon Natchez les hizo remontar de golpe a lomos de la mismísima E-Street Band con una majestuosa “In Reverse”. Con la puntilla de “Your Love is Calling my Name” cerraron un set típico de festival: breve, pero preciso y contundente que nos dejó con ganas de verlos con toda su potencia en sala (cosa que ya va a ser muy difícil) 8,1
Aunque, en contundencia, nadie gana a Nueva Vulcano. Los de Barcelona arrasaron con los valientes que aún quedaban en pie y pese a los problemas de voz de Artur Estrada, presentaron “Novelería” (BCore, 2014) para regocijo de la chavalería. Con el material mucho más rodado que en la presentación [Link to:] del disco, la aportación de Marc Clos (percusión, piano…) añadió matices a los himnos de los barceloneses, aunque su público, siempre entusiasta, prefiera el (tímido) pogo a los matices. 8,5
SÁBADO
Si Senior i el Cor Brutal no fueran de València sino de Wisconsin, se hablaría maravillas de ellos. Su música, indisoluble de su actitud se sitúa en ese cruce, bien conocido, entre el indie-rock urbano, la reivindicación social y la cabezonería (y el orgullo aldeano) del country-rock: como si Billy Bragg versionara a Vic Chesnutt acompañado por Guided By Voices. Así, su ubicación en el porche del escenario La Cabana no pudo ser más adecuada: desde “Gran” –de “Gran” (Malatesta, 2011)– a “València, Califòrnia” –de “València, Califòrnia” (Malatesta, 2015)–, con despliegue de bandera californiana desde las primeras filas, la banda no bajó el pistón –quizás sólo se relajó el ritmo en la versión de Els Pets, “Agre (fàcil)”– y su líder, Micalet Landete¸ no dejó de saludar y dedicar canciones a los presentes, a los organizadores y a todo bicho viviente. El final con “El cel de les Illes Caiman”, “Actes d’amor” y la citada “València, Califòrnia” fue la mejor apertura posible para el segundo día de festival. 8,3
Todo lo contrario de Nacho Vegas, cuyos fans colapsaron el escenario El Vaixell, sobre el que el asturiano, acompañado por Abraham Boba, se centró en las canciones del flojo “Resituación” (Marxophone, 2014) con la “polémica” “La vida manca” a la cabeza. El tono lúgubre del disco se mantuvo a lo largo del concierto, pero con una incómoda sensación de desidia y abandono que enfatizaba los pobres recursos líricos de unas letras (siempre el fuerte del de Gijón) simplificadas en aras de un mayor impacto propagandístico. 6,3
Andrew Bird era uno de los platos fuertes del festival y, aunque, siempre parece ser víctima de alguna dificultad o problema técnico sus recursos interpretativos son tan vastos que siempre sale triunfante. Con un repertorio de hits –desde la incombustible “Give It Away” hasta una brillante toma de “Tables and Chairs”–, una única canción nueva (del disco previsto para 2016: curiosamente sin violín ni silbidos, sólo guitarra) y su habitual procedimiento de trabajar sobre loops de violín capturados en directo, el de Chicago nos puso los pelos de punta con la bella “Pulaski at Night” y desató la euforia con una “Danse Caribe” ¡¡celebrada con una conga!! 8,5
Tras su paso en solitario por el Primavera Sound de 2011 ya sabíamos que Josh Tillman cuando se transforma en Father John Misty es un animal de escenario, pero hay que reconocer que, al final, tanta alharaca y tanto pavoneo acabaron resultando contraproducentes. Mitad Jim Morrison, mitad Nick Cave, mitad Jarvis Cocker y mitad Chiquito de la Calzada Tillman puso el personaje muy por encima de sus canciones y casi se nos olvida que tiene algunas muy buenas (y una muy mala: “True Affection”, con esas bases ochenteras que se quitó de encima a las primeras de cambio). Estuvo mejor cuando supo contenerse dentro de unos márgenes cercanos al country-rock (“Only Son of the Ladiesman”, “The Night Josh Tillman Came to Our Apt.” y hasta en el rockabilly de “I’m Writing a Novel”), pero no podías evitar reírte en su cara cuando se escandalizaba por llevar demasiado abierta la camisa o imitaba a Rufus Wainwright en “Bored in the USA”. 6,9
Tras tanto despelote, los brooklynitas Woods dieron toda una lección de contención al presentar las canciones del delicioso “With Light and With Love” (Woodsist, 2014). A través de un esquema clásico de pop-rock independiente, los de Jeremy Earl fueron incorporando elementos y alargando las piezas hasta conseguir una adictiva amalgama psicodélica. Lástima que la pobre prestación vocal de Earl empañara uno de los mejores conciertos de la jornada. 8,3
El fin de fiesta con los teóricos cabezas de cartel, los escoceses Primal Scream, parecía que iba a quedar deslucido entre temas de relleno (“2013”) y versiones casi irreconocibles (Bobby Gillespie entrecortó los versos al cantar perdiendo toda fluidez en “Higher than the Sun” y “Country Girl”). Sin embargo, un conato de bronca con Andrew Innes (guitarra) durante una “Swastika Eyes” con problemas técnicos pero que acabó como un tiro y un rush final difícilmente superable, con la muy stoniana “Loaded”, “Movin’ On Up” y “Rocks”, enganchó al público, entonó a la banda y cerró el grueso del festival con (casi) todos los honores. 7,4
La atrevida propuesta de R&B digital de John Grvy fue estimable, aunque demasiado extrema para el público del Vida (inenarrable su versión del “Everybody” de Backstreet Boys) 7,1.
Así, la fiesta la cerró el culto y siempre eficaz DJ Guille Milkyway con hits de raíz funk y soul de todas las épocas 8,1
http://www.blisstopic.com/live/item/4468-vida-festival-2015-cronica#sigProId87ad891b59

Half Nelson
Crítico musical que ha visto multitud de modas y estilos nacer, crecer, multiplicarse y morir desde que empezara a colaborar en Ràdio Ciutat de Badalona en 1993. Fan del jazz y del pop británico, aunque todavía impactado por el drum’n’bass, su firma se ha visto prácticamente en todas las cabeceras de prensa independiente (Mondo Sonoro, Go Mag, Rockdelux, Suite, Trax/Beat…) y radio online (ScannerFM) y por su grabadora han pasado muchos de los grandes (Costello, Lowe, Hitchcock, Mills, Craig, May, Saunderson, Gelb, Calexico, Goldie, Size, Flaming Lips, Bon Iver…). También ha contribuido con varios capítulos a “Loops” (Mondadori, 2002) y a “Teen Spirit. de viaje por el pop independiente” (Mondadori, 2004).
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