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Rodrigo Amarante en Barcelona

29/09/2014 Sidecar, BARCELONA

7,5

 

Texto Marc Ferreiro

Fotos Óscar García

 

Pequeño se quedó el Sidecar ante la expectación por la actuación de Rodrigo Amarante, que volvía a Barcelona pocos meses después de su paso por el Primavera Sound y que se saldó con un éxito sin paliativos en cuanto a poder de convocatoria y con un éxito, con algún –pequeño– paliativo, a nivel artístico.

 

Todo apuntaba a una gran noche. Un gran compositor e intérprete que se presentaba sólo pertrechado de su guitarra y en comunión directa con su público, que musitaba sus canciones. Pero Amarante, en distancias cortas, parecía entre intimidado y displicente. Lo segundo, por el set que no llegó a la hora ni siquiera contando el bis y que se inició casi una hora después del horario oficial (bien, esto último no es achacable al artista si conocemos el historial de retrasos del Sidecar, casi inherente a su personalidad como sala de conciertos). Lo primero, por sus sonrisas nerviosas y sus comentarios inconclusos.

 

De todos modos, aunque el pase fue breve, ofreció una buena panorámica del historial de Amarante, un renovador a la par que investigador de la música popular brasileña. Inició el concierto con “Nada em vão”, de su único disco en solitario, “Cavalo”, publicado el año pasado, del que ofreció la mayoría de su metraje con un “Mon nom” especialmente aplaudido por el público. Pero Amarante no se olvidó de transitar otras de sus facetas como músico (una revisión de su grupo Orquestra Imperial, a la que definió como un intento de rememorar las bandas de samba que actuaban en los casinos brasileños en los años 40 del pasado siglo, antes de la llegada de la bossa nova) y, en el bis, a su grupo Little Joy, formado al alimón con el batería de The Strokes, Fabrizzio Moretti y Binki Shapiro, del que recordó “Evaporar”. También mostró sus intereses musicales, con una versión del “Unfucktheworld” de Angel Olsen, de la que recomendó encarecidamente su directo, que “os helará la sangre”.

 

Aun ser un buen concierto, se quedó un poco por debajo de lo previsto. Es el problema de generar tan altas expectativas. Un problema, por otra parte, con el que la inmensa mayoría de los músicos no puede ni soñar.

 

Marc Ferreiro

Proveniente del extrarradio de Barcelona, Marc Ferreiro siempre ha querido dinamitar las limitaciones culturales y del entorno. Apasionado por la música, el cine, la narrativa, el teatro y, en definitiva, cualquier manifestación creativa, considera el periodismo como una forma de compartir experiencias. Tras formar parte de publicaciones pioneras como aB (anteriormente, aBarna), ha seguido colaborando en numerosas revistas y webs culturales. Actualmente prepara un libro que recopile sus entrevistas.