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Apocalipsis patrio
Las 10 novelas españolas del fin del mundo
Mientras el ébola llegaba con portes debidos a Madrid y otras capitales europeas, Vladímir Putin tenía a bien recordarnos que la suya es una señora potencia nuclear, así que la anexión de Crimea (y lo que pueda seguir) nos la comemos sin chistar. Pese al carácter reciente (y por tanto candente) de estas amenazas, plagas casi bíblicas y bombas atómicas son sólo dos de las posibilidades de un fin del mundo que parece estar de moda entre nuestros novelistas. Para bendecir la llegada de “Los huérfanos” (Galaxia Gutenberg) de Jorge Carrión y “Los últimos” (Salto de Página) de Juan Carlos Márquez, en espera de que Jesús Cañadas también diga la suya a lo largo de 2015, he aquí un pequeño recorrido por los libros españoles que más y peor nos han asustado contando El Día Después. Por Milo J. Krmpotic’ 1
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“Mecanoscrito del segundo origen” de Manuel de Pedrolo (1974)
Su carácter de lectura escolar y los cuarenta años que suma resultan bastante indicativos de su condición de clásico. Un ataque alienígena se pule a todos los mamíferos de la Tierra que en ese preciso instante no se hallaran bajo el agua. Pero los adolescentes Dídac y Alba sí lo estaban: él, por culpa de una agresión racista y ella, porque se había zambullido para salvarlo. El resto es la historia de cómo repoblaron el planeta… y una anécdota: Guillem D’Efak, sucesor de Carmen Balcells al frente de su celebérrima agencia literaria, interpretó al chaval en la adaptación que de la novela realizó TV3 a principios de los 1980.
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“Apocalipsis Z” de Manel Loureiro (2008)
El abogado Loureiro se convirtió en el padre de nuestro género zombi (ganando por una cabeza, como quien dice, a Carlos Sisí) gracias a esta obra nacida como blog y que cosechó más de medio millón de visitas camino de su publicación en papel. Con “Los días oscuros” y “La ira de los justos” como partes segunda y tercera, la trilogía nos conduce de la mano por el fin de la civilización después de que algo comience a oler a podrido en el Cáucaso. Los escasos supervivientes atraviesan la Península en busca de refugio, pero no hacen más que dar con carne muertita y coleando.
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“Fin” de David Monteagudo (2009)
Este otro fenómeno puso en el mapa a David Monteagudo, hasta entonces operario en una fábrica de cartones, pero le valió también no pocas críticas por la personalidad quizá excesivamente prosaica de sus héroes y por la muy sutil resolución de su enigma (si es que la hubo). Un grupo de personas se reúne en una casa de montaña para celebrar el aniversario de la amistad que los une, pero sus viejas cuentas pendientes pasan a a estallar cuando descubren que el resto del mundo se ha evaporado y que el efecto “Diez negritos” comienza a cebarse también en ellos.
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“El año de la plaga” de Marc Pastor (2010)
“La invasión de los ultracuerpos” en clave barcelonesa, cortesía de un Mosso d’Esquadra que venía de recuperar a la psycho-killer Enriqueta Martí (“La mala mujer”) y se aprestaba a rendir un homenaje africano a Indiana Jones (“Bioko”). El trabajador social Víctor Negro intenta superar una ruptura amorosa, pero lo cierto es que en la Ciudad Condal hace demasiado calor… y los eucaliptus que están apoderándose de quienes duermen en su compañía tampoco acaban de ayudar. La venta nacional de bonsáis aún no se ha recuperado.
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“Y pese a todo…” de Juan de Dios Garduño (2010)
Mentar de buenas a primeras la localidad de Bangor, en el estado de Maine, hará que a cualquier aficionado a las letras más sangrientas comiencen a brillarle los ojitos. Tras esa kinguiana declaración de principios en forma de homenaje geográfico, De Dios (sin duda un magnífico nombre para dedicarse a este género) cuenta cómo la rivalidad entre los tres supervivientes de una guerra con armas químicas pasa a un segundo término con la llegada de un enemigo más numeroso y ciertamente más aterrador.
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“Cenital” de Emilio Bueso (2012)
Mira que nos lo venían advirtiendo: las energías fósiles no sólo son pésimas para el planeta, sino que cualquier jueves de estos se nos acaban… Pues tal cual, a falta de gasolina falla el transporte y, con ello, las ciudades son presa de la anarquía. Pero sucede que uno de los profetas, conocido como Destral, se anticipó al desastre estableciendo los cimientos de una ecoaldea en la que podrían acompañarle quienes creyeran en él. ¿Logrará su grupo, en efecto, subsistir, o el hombre volverá a ser un lobo para el hombre? La respuesta a estas preguntas le valió al castellonense su segundo premio Celsius consecutivo
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“El yermo” de Sergi Llauger (2013)
Como De Dios, Llauger mira hacia afuera, concretamente a una Gran Bretaña cosida a bombazos atómicos, plagada de retales de radioactividad. Allí, los hermanos Adam y Caleb deciden adentrarse en la Zona Prohibida siguiendo los pasos de su padre, quien al parecer disponía de algún remedio contra el apocalipsis galopante, pero Los Nocturnos, una raza de criaturas que habitan en el subsuelo, les pondrán trabas en forma de mordiscos traicioneros. Se trata también de una trilogía, así que aquí nadie ha dicho la última palabra.
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“Un minuto antes de la oscuridad” de Ismael Martínez Biurrun (2014)
La más reciente novela del navarro tiene bastante de distopía, pero hay también un evidente proceso de hundimiento en ese Madrid suburbial donde primero los servicios de limpieza dejan de recogerte la basura y acto seguido unos tipos enfundados en camisas hawaianas te pasan a machete. Para proteger a su familia, el protagonista se agencia una especie de replicante construido a su imagen y semejanza, pero eso no hará más que echar leña identitaria a la hoguera de sus problemas.
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“Los huérfanos” de Jorge Carrión (2014)
Cuando la Tercera Guerra Mundial llega a China, una docena de personas encuentra refugio (pero también prisión) en un búnker. Trece años después, Marcelo, antiguo empleado de Naciones Unidas experto en el fenómeno de la “reanimación histórica”, se lanza a poner por escrito las vicisitudes de su encierro tal y como comienza a beber los vientos por la pequeña Thei, recién ingresada en la adolescencia. Aquí, como en su precuela conceptual “Los muertos”, preguntarse por el pasado resulta tan inevitable como desolador.
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“Los últimos” de Juan Carlos Márquez (2014)
El bilbaíno Juan Carlos Márquez debuta en la novela (tras varios volúmenes de relatos y alguna nouvelle) proponiendo un fin como principio: tras la preceptiva catástrofe, esta de corte natural, un grupo de supervivientes se hace fuerte en Disney World frente a las hordas de mutantes que los rodean. Con unos Adán y Eva potenciales en su seno (de hecho, el primero es quien cuenta la historia a través de su diario), hacen planes para escapar a Marte. Pero el inicio que esté libre de penalidades que tire la primera piedra.

Milo J. Krmpotic’
Milo J. Krmpotic’ debe su apellido a una herencia croata, lo más parecido en términos eslavos a una tortura china. Nacido en Barcelona en 1974, ha publicado contra todo pronóstico las novelas “Sorbed mi sexo” (Caballo de Troya, 2005), “Las tres balas de Boris Bardin” (Caballo de Troya, 2010), “Historia de una gárgola” (Seix Barral, 2012) y "El murmullo" (Pez de Plata, 2014), y es autor de otras tres obras juveniles. Fue redactor jefe de la revista Qué Leer entre 2008 y 2015, y ejerce ahora como subdirector del portal Librújula. Su firma ha aparecido también en medios como Diari Avui, Fotogramas, Go Mag, EnBarcelona, las secciones literarias del Anuari de Enciclopèdia Catalana…