El lobo de mar
Mucho antes de "Sukkwan Island"...
Ilustración Esther Burgueño
Desconozco qué opinión tiene Nicole Krauss sobre la obra de Jack London, pero hace meses leí qué pensaba sobre el paraíso perdido en un artículo que publicó para Condé Nast Traveler. Decía así: "Sea cual sea el ángulo desde el que se lea la historia del jardín del Edén, siempre parece establecer la nostalgia como un hecho inherente a la condición humana. Es más, el relato sugiere que la nostalgia es uno de los primeros peajes de la toma de conciencia de uno mismo, de darnos cuenta de nuestra autonomía y aislamiento. Esta nostalgia innata implica no sólo que en algún momento pasado, la vida era mejor, más perfecta, de lo que es ahora. Es también una forma de añoranza".
Pienso en los paisajes helados de Alaska e intento imaginarlos como los veían los enloquecidos hobos de la fiebre del oro. Jack London era un socialista descreído y, por tanto, un fervoroso creyente en la idea del Edén en la tierra. La mayoría de las historias que cuenta las protagonizan personajes en peregrinación, nostálgicos de ese paraíso, que creen conocer la ruta que les llevará de nuevo a las puertas doradas.
De “La llamada de la selva” a “Colmillo blanco”, todo lo que ocurre nos es tan contemporáneo como la ambición y la nostalgia. La naturaleza amenazante, que fascina a héroes ilusos e ignorantes, se gira siempre en contra de los jóvenes personajes de sus novelas más conocidas. Es de Jack London de quien parten todas las grandes historias sobre el mal de lo salvaje y el erotismo del peligro, desde "Into the wild" hasta la relectura moderna del "Walden".
Es extraño, pues, que dedique este artículo a recomendar "El lobo de mar". En el contexto de su obra, se trata de una novela extraña. El punto de partida es maravilloso: el encuentro fortuito de dos personajes antitéticos. Cuenta la historia de Humphrey van Weyden, un joven privilegiado que, tras naufragar en el Pacífico, es rescatado por un barco capitaneado por Wolf Larsen, un escandinavo tiránico y sin escrúpulos, y sin embargo inteligente, capaz y refinado. Vamos, un tipo sexy que revientas. La novela enfrenta a alguien supuestamente civilizado con una bestia humana. El resultado es aterrador, porque Van Weyden se dobla ante Wolf con una facilidad sorprendente, convirtiendo su refinamiento en fuerza física a las primeras de cambio.
Jack London se lee muy temprano en la vida o no se lee. Cuando la edad ahoga, muchos prefieren leer a David Vann, que les facilita los elementos de desasosiego a bajo coste, y otros volvemos a Steinbeck. Cuando se quiere leer un libro que nos hable de la nostalgia de la pureza y de naturaleza salvaje, no pensamos en él. ¿Para qué leer este libro entonces? ¿De qué nos sirve?
Yo me imagino a Humphrey van Weyden como un empleado junior de primer año en Goldman Sachs, vestido por la absurda inocencia elitista del recién licenciado a punto de ser engullido por el traje de Cortefiel que le aprieta la cintura. La agresividad brutal con la que se le 'educa' a bordo del Ghost, casi tan angustiosa como la 'formación' de futuros senior assistant managers en la escala a la cumbre de la pirámide laboral. El océano helado es un mar de corbatas grises. Informes y dosieres, olas gigantes.
El libro desbarra hacia el final. Es casi imposible acabar una novela dirigida al fondo de la brutalidad humana sin que pierda pie, como un caballo desbocado, en su resolución imposible. Nostalgia de la pureza mediante, merece la pena. Las tormentas se alejan.

Vanessa Pellisa
Melómana acérrima desde muy jovencita (viajó al festival de Glanstonbury con sólo 15 añitos), Vanessa Pellisa ha colaborado regularmente con artículos de crítica musical y literaria en varias publicaciones (aB Magazine, Rockdelux, Qué Leer, La Vanguardia...) pero sobre todo es conocida por su trabajo en Go Mag, donde ha entrevistado a artistas de portada como Postal Service, Death Cab For Cutie, James Blake, The Shins, Belle And Sebastian, Badly Drawn Boy, Fleet Foxes, The xx o Tame Impala. Nació en Reus en 1979 y en 1998 fundó la distribuidora y discográfica Inane; ha trabajado en los sellos Houston Party y Barsuk Records de Seattle, ha sido mánager y promotora de conciertos y tiene pendiente publicar su primera novela.