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sonofdistantearthParachute EPPrivacyHypertext EPLobster Theremin 8 / 7Techno raro |
Dispuesto a convertir su sello en uno de los mejores de la temporada (en lo que llevamos de año ha publicado quince maxis, todos ellos buenos o muy buenos), el londinense Jimmy Asquith amplía el fondo de armario de Lobster Theremin con dos nuevos fichajes, sonofdisntatearth y Privacy, que se pliegan como un guante a la filosofía de la casa. Es decir, a ese techno raro que hinca sus raíces en los viejos vergeles de Detroit y Chicago (sobre todo Chicago), y que luego se deja contaminar con todo tipo de texturas y atmósferas raras. Maxis que parecen grabados en el dormitorio de algún bicho raro de Venus, pero que al mismo tiempo (y ahí está su grandeza) miran sin disimulo hacia la pista de baile.
En el caso de sonofdistantearth esa mirada es fría y agresiva; o al menos, eso sugieren los tres temas que incluye su maxi de debut, un “Parachute EP” que comienza mezclando ritmos tribales y bombos a negras para luego ir descubriendo todo un universo de sonidos extraños, chirridos que parecen sonar como melodías y melodías que chirrían al oído. “Gaza2” es así, un tema que va floreciendo poco a poco, que va dejando caer capas y más capas con aparente desidia, para dar forma a un delicioso babel de cualidades hipnóticas. También extravagante es “Idyll”, que comienza enrocado en un castillo de pasos de filtro y descargas ácidas del que, a mitad de minutaje, emergen una melodía infecciosa y un bajo de sonido herrumbroso, que contaminan todo el ambiente a su alrededor. Y “Koan”, ya en la cara B, recupera las percusiones tribales, añade sonidos acuáticos y chicharras como de insectos, y se inventa una suerte de techno tropicalista, crudo y nervioso, que cierra el maxi de manera redonda.
De Privacy, por otro lado, sabemos que viene de Berlín y que le gusta el sonido sintético con regusto ochentero y vocación romántica. “Chemical history”, por ejemplo, gira alrededor de una construcción melódica que parece sacada de alguna vieja película de amores adolescentes; es todo melancolía y sensación de juventud perdida. “New wake trace”, en cambio, se pliega hacia una especie de post punk crudo, de aristas afiladas y fondo ligeramente industrial, sobre el que se alternan una línea de sintetizador con un aire entre moruno y extravagante, y una línea de bajo ácida como los limones de la huerta valenciana. En la otra cara, “Always on” parece querer recrear, con sus melodías misteriosas y su ritmo como de electro recortado, los viejos tiempos del intelligent techno. Y “Endless shadows” cierra el viaje entre ritmos pausados, melodías flotantes, samples vocales indescifrables y bajos gomosos. Cuatro temas que avanzan en direcciones distintas, pero que tienen en común una cierta nostalgia por tiempos pasados; algo difícil de explicar, pero que ayuda a cimentar otro maxi de difícil clasificación.

Vidal Romero
Como todos los antiguos, Vidal Romero empezó en esto haciendo fanzines (de papel) a mediados de los noventa. Desde entonces, su firma se ha podido ver en infinidad de revistas (Go Mag, Rockdelux, Ruta 66, Playground, aB, Era y Clone entre muchas otras) y algún que otro periódico (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz). Es también uno de los autores del libro “Más allá del rock” (INAEM, 08) y ha trabajado como programador y productor para ciclos de conciertos y festivales como Arsónica, Territorios o Electrochock (US). Incluso le ha quedado tiempo para ayudar a levantar España ladrillo a ladrillo con lo que es su auténtica profesión: la arquitectura. Es uno de los mejores analistas de música electrónica de este país.