TENTUDÍA
Sangren los oídos
Fotos Óscar Romero
Defienden los miembros de TENTUDÍA que el #DOLOR –así escrito, en formato hashtag y con mayúsculas– es lo que mejor define su particular manera de hacer música. Una música que no tiene miedo a resultar monolítica y violenta, que se siente cómoda mezclando estilos rudos y jugando con volúmenes agresivos, que disfruta revolcándose en el lado oscuro y conjurando escenas épicas. Al menos, eso es lo que sugiere su disco de debut, “TENTUDÍA” (Knockturne, 13), una colección de canciones desnudas y abrasivas, que bien parecen pensadas para hacer sangrar los oídos de quien se atreva a escucharlas.
A diferencia de lo que suele ser habitual –músicos que se convierten en periodistas cuando su carrera ya está avanzada o terminada–, Pablo Vinuesa ha sido fraile antes que cocinero. Es decir, periodista musical antes que músico. O al menos de cara a la galería, porque “la verdad es que llevo tocando en grupos desde el 96, más o menos, y mi carrera como plumilla se empezó a consolidar años más tarde, aproximadamente al mismo tiempo que uno de mis proyectos, D4insight, comenzó a tener cierta repercusión a nivel de post-rock maquetero”, cuando ya asomaba el cambio de milenio. “Sí es cierto que, dejando al margen mis breves labores como ‘mercenario’ en grupos como Sr. Chinarro o Úrsula, TENTUDÍA es el primer proyecto en casi una década que consigue trascender las paredes de mi casa. Para empezar, porque hablamos de una banda y no de grabaciones solitarias. Y para eso, no cabe duda, ha sido crucial mi experiencia en la escena como crítico musical, pero también como promocionero o en otras de las tantísimas labores en las que me he visto envuelto a lo largo de los años”, y que en estas páginas, por pura decencia, no vamos a desvelar. “Otra cosa cierta es que, a pesar de haberme tirado tantos años juntando letras para hablar de la música de otros, cuando me enfrento a la mía desde una perspectiva crítica el bloqueo es inmediato y total. Creo que nuestras canciones están ‘bien’, así en general, pero no consigo ponerles la distancia suficiente como para poder analizarlas de una manera neutral. Es interesante y frustrante al mismo tiempo”.
Cuenta también Vinuesa que la semilla de TENTUDÍA se plantó en un concierto de Retribution Gospel Choir, al que acudió con Alberto Trigueros (teclados), “amigo de toda la vida de El Puerto de Santa María”, y Pedro Román (bajo), compañero de fatigas en Territorios Sevilla y miembro de una banda de sludge, Monkeypriest. “En ese concierto me di cuenta de que a un lado tenía a un pianista de carrera y al otro a un bajista de heavy moderno, cada uno con sus gustos pero ambos eclécticos, y me dije a mí mismo: ‘¡aquí tenemos a una banda casi completa!’. Los presenté y les propuse de inmediato montar algo duro y chungo, en plan Swans o Neurosis. Los pobres no se dieron cuenta en el momento de la cruz que les había caído encima, y aceptaron sin dudarlo. Pringaos”. Todo esto sucedió a finales de 2011, “pero luego la formación ha dado alguna que otra vuelta. David Cordero, de Úrsula y Jacob, tocó la batería una época, luego pasó a tocar una segunda guitarra, más ambiental, y se encargó de las baquetas Mariano Torres, de The Baltic Sea. El grupo sonaba de escándalo, pero ambos tenían muchos compromisos y proyectos que atender, así que a principios de verano de 2012 dejaron oficialmente la banda y entró Paula Castilla, de Holland, y desde ese momento se consolidó el cuarteto que ahora conocéis. Últimamente, tras la buena experiencia del disco, tenemos un formato expandido, al que llamamos de coña ‘TENTUDÍA+2’, que incluye también al bajista José Luis de la Vega y al batería Joaquín Andrés Corrales”. Y eso sí, por si se lo están preguntando, “no se puede decir que Retribution Gospel Choir sea una influencia directa en la música de TENTUDÍA, aunque la manera de tocar de Alan Sparhawk a mí sí que me inspire –o quizás, más acertadamente, fascine-, sobre todo en Low. Pero que el alumbramiento de la banda se produjera en ese momento tan especial, la verdad, nos encanta”.
¿Cuál es la historia del nombre? TENTUDÍA suena a banda jevi de los ochenta.
Ojalá, qué vidilla. Estuvimos barajando nombres largos, absurdos y con muchas consonantes, que pudieran sonar potentes tanto en español como en algún idioma extranjero, y uno de ellos fue Tentudía, que da nombre a una virgen, un monasterio, un embalse y una comarca –preciosa, por cierto- del mismo nombre que hay en Badajoz. Yo conocía la historia porque mi madre nació allí, y a Alberto y Pedro les fascinó, ya que incluye apariciones marianas, sangrientas escaramuzas entre moros y cristianos y todo tipo de majaderías épicas. Y además, la idea de un guiri intentando pronunciarlo también nos parecía graciosa. En general creo que hemos acertado, porque a quienes conocen la zona les hace ilusión que pueda ser el nombre de una banda de jevi raro, y los que no la conocen siempre preguntan qué demonios significa, así que como gancho funciona… Por cuestiones estéticas, eso sí, preferimos que se escriba con mayúsculas, y por cuestiones éticas que se respete la tilde. Lo que ya completaría nuestro gozo es que desde la comarca nos patrocinaran con jamones, morcilla y morcones ibéricos... Estamos trabajando en ello.
Los miembros de la banda tienen procedencias y gustos musicales muy diferentes. ¿Cómo ha afectado eso a la hora de trabajar un sonido propio?
Ha sido fundamental. Podría decirte cientos de grupos que nos gustan a casi todos en la banda, pero prácticamente ninguno que nos encante a los cuatro. Esto es un inconveniente a veces, porque todos queremos tirar hacia nuestro terreno, pero también le da bastante aire a las composiciones. Lo único que intentamos no perder de vista es que este proyecto pretendía crear música dura y ruidosa y que no nos acojonaba plantarnos en los diez minutos de tema si lo considerábamos necesario, pero por lo demás no ha habido mucha más regla que la de que lo que sonaba nos gustase.
¿Y cómo se fabrica una canción de TENTUDÍA? ¿Cómo se planta la semilla y cómo se hace crecer?
Hay un par de temas, como “Arrache-coeur” y “Antes de que estalle”, que han surgido de improvisaciones en el local de ensayo y que han ido evolucionando con el tiempo. Pero lo habitual es que una canción de TENTUDÍA nazca o de una guitarra mía o de un teclado de Alberto. Normalmente él y yo complementamos un poco en casa lo que hace el otro, y sobre esa estructura, que pasamos a los demás en bonitos MP3 por e-mail, trabajamos los cuatro en los ensayos. Lo malo de esto es que en el local tendemos a embrutecernos, porque en primera instancia es lo más divertido, lo que más te pide el cuerpo y, no nos engañemos, lo más sencillo y efectista. Pero como grabamos los ensayos, en cuanto hay un esqueleto más o menos definido lo dejamos reposar varios días, lo escuchamos mucho en casa (en mi caso, hasta un número de veces que podemos catalogar como paranoico), discutimos y le terminamos dando una o varias vueltas. Hay algunas canciones que ya nada tienen que ver con lo que fueron, como por ejemplo “#DOLOR”, a la que al principio conocíamos internamente como ‘el hit indie flequillero’, para que te hagas una idea… Una de nuestras actividades favoritas es reinventar los temas con tiempos impares para sorprender (y tocar las narices).
Habéis entrado a grabar vuestro disco con poco más de un año de vida y con escasa trayectoria en directo. ¿Os gusta vivir a tope?
Sin duda, siempre a tope la maquinaria. Nos gusta y necesitamos ponernos deadlines extremos. En realidad, y ahora fuera de coñas, algunos de los temas que hemos grabado llegaron a La Mina con casi dos años de existencia, aunque obviamente a finales de 2011 fueran más esbozos que otra cosa. Puede parecer poco tiempo desde fuera y, hasta que fuimos a casa de Raúl [Pérez], es cierto que sólo habíamos dado cuatro o cinco conciertos, pero el gasto de tiempo y energía en este disco ha sido descomunal. Pregúntale a nuestras parejas, que tienen el cielo ganao por aguantar tanto coñazo... Las canciones de “TENTUDÍA” eran lo que eran y parecía lógico grabarlas en ese momento, así que en principio no nos parece que hayamos sido ni especialmente conservadores ni demasiado arriesgados con la temporalidad.
De hecho, escuchando “TENTUDÍA” me da la sensación de que se trata más de una colección de canciones que de un disco con un concepto o línea argumental claros. ¿Los discos con concepto detrás son el mal?
A pesar de ser casi exclusivamente instrumentales y muy largos y ambientales, yo también estoy de acuerdo contigo en que el disco es más una colección de canciones que un álbum-concepto, aunque pienso que mi opinión no es válida del todo porque, como te digo más arriba, no sirvo mucho para juzgar a mi propia banda. Por no hablar de que yo puedo agrupar los temas de una manera más abstracta y personal, pensando en la época en la que fueron compuestos o en quién llevó la primera línea al ensayo... Además, hablar de esto me resulta más curioso todavía porque la mayoría de críticos que reseñan el disco piensan justo al contrario, que es muy conceptual. Sí te digo que nos hemos devanado los sesos para encontrar un orden que tuviera lógica y que, en conjunto, pudiera contar una especie de historia. Sin pretender ser evidentes políticamente hablando, porque para soltar panfletos ya están otros, hay un concepto subterráneo en el disco, que no es otro que el de la destrucción. Nos gusta crear cosas bonitas y cargárnoslas, y al contrario; y esto, además, es muy sign-o-the-times, para lo bueno y para lo malo. Como casi todo el mundo últimamente, estamos bastante mosqueados con el mundo que nos rodea, aunque en el día a día, y sobre todo en los bares, podamos parecer gentes de bien. Por otra parte, no queremos descartar ninguna manera de afrontar el proceso creativo. Ya hemos editado un disco que nos gusta, concebido como grabación en directo y sin florituras. Lo siguiente podría ser todo lo contrario… O no. No le vamos a poner puertas al campo, tenlo por seguro. Y si hay que reivindicar a estas alturas la ópera-rock, aunque sea por jorobar, pues del tirón. ¿Quién se apunta?
Dentro del disco conviven varios estilos diferentes: slowcore, post-rock, metal… ¿Sois gente indecisa, o esa variedad es un reflejo de (como decíamos antes) las diferentes personalidades que hay dentro del grupo?
Ambas cosas al mismo tiempo. Yo soy indeciso en muchos aspectos, pero por encima de todo en que me gustan todos los estilos musicales. Es más, te puedo asegurar que lo que más escucho en mi casa es hip-hop y R’N’B, aunque parezca un poco inconcebible. Pero luego, cuando me cuelgo la guitarra, lo que me tira es lo que aprendí en los 90: el slowcore, la escena de Washington DC y el rock independiente más crudete. Los otros tres miembros del grupo te contarían historias distintas, así que multiplica esta esquizofrenia por cuatro… En esta mezcla, desde luego, creo que hemos encontrado un equilibrio. Somos algo así como un grupo de alma slowcore, que a veces navega por las turbias aguas del rock ambiental y puntualmente se desfoga con andanadas metaleras, y a este todo le añadimos unos pianos bastante particulares. Así es TENTUDÍA, post-jevi porque el mundo nos hizo así.
“TENTUDÍA” está grabado en directo y en sólo dos días. ¿Se trata de una decisión estética o las estrecheces económicas tienen algo que ver?
Que no teníamos mucho dinero para la grabación es una obviedad pero, dadas las estrecheces, nos planteamos machacar los temas en el local para poder registrarlos en riguroso directo, ya que nos parecía más interesante desde el punto de vista de la intensidad, y más cómodo tratándose de un grupo de canciones largas. Por esto último, yo creo que la base de las canciones la hubiésemos grabado siempre en directo aunque el dinero nos sobrara. Probablemente sí que hubiéramos gastado más pasta en días para arreglos y, sobre todo, mezcla. Raúl Pérez, además, nos complicó mucho la vida planteándonos dos vías muy distintas para mezclar, el tío tunante. Lo adoramos mucho.
A nivel de sonido, y más allá de cuestiones de género, las canciones de “TENTUDÍA” me parecen bastante minimalistas y vacías. Esa huida de la ornamentación, ¿es también una decisión estética, o tiene que ver con otros factores?
Sí y sí. Es una decisión consciente grabar en directo y no haber dedicado nada de tiempo a arreglar las canciones para no llenarlas de adornos innecesario; de hecho, en el segundo día de grabación, sólo se añadieron dos detallitos insignificantes en “LAX” y las voces de los invitados. Por otra parte, por la disparidad de horarios de los cuatro o el hecho de que Alberto ahora trabaje en Madrid mientras que los demás vivimos en Sevilla, tampoco hemos podido dedicarle a esto más tiempo, aunque hubiésemos querido. Pero siempre hubo voluntad de dejar respirar las canciones y, sobre todo, de hacer uso de los silencios, porque uno de los grandes males comunes entre los grupos indies de nuestra escena es que quieren tocar todos siempre, en todo momento y en todas las canciones, y eso nos parece una auténtica turra. ¡DEJAD RESPIRAR LAS CANCIONES, COÑO! También hay un punto masoca en este rollo de los vacíos y la repetición, ya que tocar menos y más lento y más en loop es infinitamente más complicado que tocar más y más rápido. Te deja en bragas, literalmente.
Como tú mismo has señalado, colaboran otros músicos de la ciudad, como Marco Serrato o Xavier Castroviejo. ¿Con amigos, mejor?
Siempre. El caso de Marco y Xavi con las voces es el mismo que el de José Luis y Joaquín con el bajo y la batería extras en “#DOLOR”, las fotos promocionales de Óscar Romero, el diseño de camiseta de Javi Juelle y, sobre todo, los vídeos de Guillermo Alvite: si tienes amigos a tu lado que disfrutan con el proyecto y además están sobrados de talento, sería estúpido no poder aprovecharlo. De hecho, Marco y Xavi nos han cambiado mucho como grupo, ya que llegaron el segundo día de la grabación a pegar dos o tres gritos medio improvisados, y el resultado nos gustó tanto que ahora Pedro y yo nos ocupamos en directo de esa faceta y, de hecho, es bastante probable que la voz, aunque sea de manera más puntual que obligatoria, vuelva a aparecer en TENTUDÍA.
“TENTUDÍA” está editado por Knockturne. ¿Os sentís cómodos dentro de ese catálogo? ¿Ayuda que vuestro bajista, Pedro Román, sea uno de los socios del sello?
Muy cómodos. De hecho, no hacemos proselitismo Knockturne porque sí: creemos en serio que nuestros compañeros de sello son la hostia, de Jacob a Marco Serrato y Oikos, pasando obviamente por Malheur y Pylar, que son dos auténticos grupazos; dos grupos, además, que si fueran suecos o noruegos estarían entre los grupos grandes en el cartel de un Primavera Sound, pero han tenido la mala suerte de nacer sevillanos. Igual dentro de diez años la gente se da cuenta, tarde, del talento que está dejando pasar ahora mismo delante de sus orejas… Pero bueno, para qué vamos a hacernos mala sangre subrayando obviedades como que nadie es profeta en su tierra, ¿verdad? Por otro lado, que Pedro sea un tercio del sello y un cuarto del grupo no sé si ha sido precisamente positivo, al menos para él, porque ha habido alguna negociación en la que se veía con los intereses divididos y el corazón partío... Pero TENTUDÍA tenía que estar en Knockturne: por estilo, por amistad, por hacer escena y, no lo olvidemos, porque nadie más ha tenido cojones de ficharnos, no sabemos si porque les parecemos malos o porque les parecemos raros.
Acerca de esto que comentas, parece que en Sevilla ha aparecido una escena (digamos) subterránea, alrededor de bandas como Orthodox, salas como Der Fliegende Holländer y sellos como Knockturne. ¿Existe de verdad esa escena?
No sé si podría hablarse de escena porque tampoco es que seamos muchas las personas implicadas, pero sí, creo que hay una nueva corriente de bandas oscuras y vanguardistas que están planteándose otra forma de sonar y de trabajar, y para ello son necesarias también salas que trabajen con tanto amor por la música como la Holländer, Ultramarinos o la Orpheus Rock, o que haya en la ciudad productores como Raúl Pérez y sellos que tomen el riesgo que asume Knockturne. Creo que la gran banda sevillana desconocida por ahí fuera, si tengo que destacar una que lamentablemente no tiene mucha repercusión, sería Blooming Látigo. Lo que hacen estos tíos no es normal… una auténtica brutalidad, sobre todo en directo. Pero tampoco quiero quedarme en la familia Knockturne, ya que hay otros grupos que no están en nuestra órbita, de Miraflores a Santacruz pasando por José Cicuta, Catorce o The Sweethearts from America, que también funcionan de una manera similar y son magníficos aunque se aparten un poco de nuestros estilos. Yo desde luego me siento muy honrado de poder decir que soy tanto fan como amigo de toda esta gente, porque creo que el momento creativo en la ciudad es irrepetible.

Vidal Romero
Como todos los antiguos, Vidal Romero empezó en esto haciendo fanzines (de papel) a mediados de los noventa. Desde entonces, su firma se ha podido ver en infinidad de revistas (Go Mag, Rockdelux, Ruta 66, Playground, aB, Era y Clone entre muchas otras) y algún que otro periódico (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz). Es también uno de los autores del libro “Más allá del rock” (INAEM, 08) y ha trabajado como programador y productor para ciclos de conciertos y festivales como Arsónica, Territorios o Electrochock (US). Incluso le ha quedado tiempo para ayudar a levantar España ladrillo a ladrillo con lo que es su auténtica profesión: la arquitectura. Es uno de los mejores analistas de música electrónica de este país.