Inspira
A casa
Se tarda poco más de siete minutos en llegar al Bar Vinilo des de la parada de metro de Fontana de la línea 3 del metro de Barcelona. Aunque es posible que si eres la única periodista musical de la ciudad que no ha estado jamás en el bar, estos siete minutos se conviertan en veinticinco. Por suerte, Jordi Lanuza parece no notar mi retraso y me recibe con una simpatía que honra la fama de persona amable que le precede.
Lanuza es, aparte de un hombre paciente y el propietario del bar en el que quedan los músicos de la escena independiente de la ciudad, el frontman, compositor y alma de Inspira. Estoy sentada en este sofá para hablar con él de su nuevo disco "Greta" (Bankrobber, 2015), el cuarto de su carrera y el primero publicado en su nueva casa discográfica, Bankrobber. Un cambio propiciado por la disolución de su antiguo sello, Amniótic Records, que dirigía su colaborador Pau Vallvé, y que hasta la fecha había publicad sus otros discos. Bankrobber apuesta claramente por el lanzamiento de este disco y Jordi se muestra esperanzado ante la posibilidad de conseguir centrar en el proyecto de directo y alcanzar una exposición mediática más sólida. “Sería genial conseguir una especie de orden mediático y que la gente se entere cuando vamos a tocar”. Su comentario provoca una larga conversación sobre números, cubrir gastos, moverse mientras se intenta perder lo menos posible. Jordi me sorprende hablando con una sinceridad total en los tiempos del ‘a mi todo me va bien’. “Básicamente, lo que pido es que podamos pagar a los músicos correctamente y que podamos tocar sin perder mucho. Si pudiéramos vivir de la banda exclusivamente sería fantástico pero ya hace muchos años que no tenemos ese entusiasmo que teníamos cuando teníamos 20 años, aquel entusiasmo de decir ‘nos comemos el mundo, vamos a tocar por ahí y que sea lo que tenga que ser’. En el fondo, el cambio de actitud que hemos tenido también creo que será positivo. Tengo la sensación de que esta actitud más exigente, también hará que las cosas vayan mejor. No sé si quizás es algo un poco contraproducente, el tocar mucho y que el nombre de la banda se sature”. Le pregunto a que se refiere con que es contraproducente tocar mucho, cuando es lo que, en el fondo, todo el mundo quiere y su respuesta, de nuevo, me desarma por su brutal sinceridad. “La gente, ya de entrada, no va a ver bolos. La cultura en este país cada vez está más diluida. Si a esto le sumas que vas tocando mucho, la mezcla es muy complicada".
Debo decir que Lanuza tiene un modo de hablar muy peculiar. Vaya por delante que me parece un hombre que dice pocas tonterías, con una idea muy clara de lo que hace y quiere conseguir. Me llama la atención no tanto en el fondo, como en el método: empieza hablando, vagamente sobre algo, se sumerge, repite una idea varias veces y pasados unos segundos sube a la superficie de su propio discurso con una pequeña perla- una frase perfecta, cargada de honestidad y potencia. Es un efecto fascinante, que no sé si interpretar como fruto de la timidez o de la espontaneidad pero que provoca una entrevista larguísima, imposible de resumir en cuatro citas.
Las ‘ruedas dialectales’ de Lanuza se perciben también en sus canciones, que quizás más que nunca, culminan en codas de una concreción inédita. Este es un disco centrado, enfocado en una idea y maravillosamente relajado. El álbum lleva por título el nombre de su hija Greta, que en el momento de grabar esta entrevista tenía apenas días de vida. Hablamos de las canciones, en particular de la estupenda entrada del disco. “La intención de la canción, el sinte, el punto psicodélico, casi electrónico “Al meu davant” habla de las noches con mi mujer, de nuestra convivencia, toda la canción viene a hablar de esto, y de golpe se interrumpe… se vacía”. Esa coda tan silenciosa ¿es la niña? “Exacto. Esta canción habla de nuestra hija, de cómo nos ha cambiado la vida de cómo todo este proceso que hemos vivido juntos durante siete años como pareja ha desembocado en esta niña. Estamos en un punto totalmente diferente. El otro día estaba en el bar y pensaba que sigo aquí, pero no soy yo".
Seguimos charlando sobre las canciones y le pregunto por algo que no sé reconocer como una canción política o una canción de amor vengativo, “Algún Día”. “Es una canción política que no habla de partidos si no del miedo que pueden generar cargos al poder. Habla de que ‘algún día conoceréis el miedo que hemos sentido nosotros’. Hablo de que algún día ojalá muchos de estos políticos sientan la desprotección y el miedo que han notado la gente que se ha visto afectada por sus decisiones". Le comento que me sorprende mucho que hable de “miedo”. En una canción revolucionaria lo habitual es usar términos como ‘justicia’ pero no sé si había escuchado una canción que reclamara ‘el miedo’ como amenaza. “No acostumbro a escribir canciones así, pero con mi hija, uno piensa, qué clase de mundo le va a quedar cuando yo no esté a su lado, me hace ser más consciente de esto. Por que su futuro no estará condicionado al cien por cien por ella, si no también por la política. Mientras estemos en este tipo de mundo, su futuro siempre estará en manos de un cierto tipo de personajes. De sus jugadas y de sus tramas”. Volvemos a la paternidad y al cambio vital y no puedo evitar preguntarle si tienes ganas de escribir canciones. "Sí, ganas tengo. Aunque no es como en otras épocas de mi vida en las que escribir canciones tenía que ver incluso, un poco, con la supervivencia. Discos seguiremos haciendo toda la vida, tengo ganas de hacer canciones, y cerrar etapas".
El disco ha sido grabado ‘en casa’, en el local en el que ensayan habitualmente. Es posible que el entorno conocido haya favorecido la sensación que transmite esta grabación de ‘oxígeno’, en una época en la que la producción-grabación de muchos discos independientes está cargada de una presión y tensión económica e industrial sin límites. “El hecho de estar en el espacio donde grabamos, la comodidad y el relax donde estás habitualmente nos ayuda, aunque nos puede dar una tranquilidad extra que a veces es contraproducente. Pero ayuda tener fechas límite. Las canciones las compongo yo, en casa, o a veces aquí mismo, donde estamos sentados ahora en el bar. Las grabo con el móvil y lo llevo al local y ahí cada uno va vistiendo su parte. Curiosamente, aunque es el disco más personal a nivel lírico, es el disco más democrático a nivel musical. El hecho de no trabajar con un productor puede haber favorecido esto. Con Pau Vallvé, con quién hicimos los otros discos, nosotros dos llevábamos más la batuta de todo e íbamos al estudio con muchas ideas ya claras. Esta vez ha sido un poco más abierto. Obviamente, las canciones son mías, y tengo ideas muy claras de cómo quiero que sea- pero es muy bonito ver que pasan cosas que no esperas a nivel de arreglos armónicos o detalles”. Le pregunto si se ha notado que este sea el cuarto disco de su carrera y él me responde con una de las muchas ideas que esconde mientras fuma, vuelve a hablar de valentía y miedo y culmina. “Seguro que sí. Ha sido un disco más tranquilo de hacer. Tener el coraje de cerrar una canción, es fruto de la experiencia de hacer discos. Al final un disco es eso, perpetuar una etapa, un asesinato de algo que estaba vivo, que iba creciendo hasta que lo metes en un disco y lo matas. Un disco se mantiene en evolución en directo constante pero en el disco, allí está. Tomar una decisión es matar todas las posibilidades. Hacer un disco es esto, asesinar todas las posibilidades de una canción y quedarte con sólo una".

Vanessa Pellisa
Melómana acérrima desde muy jovencita (viajó al festival de Glanstonbury con sólo 15 añitos), Vanessa Pellisa ha colaborado regularmente con artículos de crítica musical y literaria en varias publicaciones (aB Magazine, Rockdelux, Qué Leer, La Vanguardia...) pero sobre todo es conocida por su trabajo en Go Mag, donde ha entrevistado a artistas de portada como Postal Service, Death Cab For Cutie, James Blake, The Shins, Belle And Sebastian, Badly Drawn Boy, Fleet Foxes, The xx o Tame Impala. Nació en Reus en 1979 y en 1998 fundó la distribuidora y discográfica Inane; ha trabajado en los sellos Houston Party y Barsuk Records de Seattle, ha sido mánager y promotora de conciertos y tiene pendiente publicar su primera novela.