Roger Olmos y Lewis York
Pequeños instantes de felicidad
Imágenes y textos cortesía de los autores y la Editorial Lumen
"En 1977, un estudio del Massachusetts Institute of Timelogy dividió en diez partes el recorrido vital de una persona de longevidad media. Estaba centrado en individuos masculinos estadounidenses. Posteriormente, manteniendo el esquema, se ha repetido la investigación ampliando el espectro a diversos países, edades, condiciones sociales..."
"Pequeño catálogo de instantes de felicidad" (Lumen, 2013) nos presenta el resultado de esta ardua investigación sobre “las 10 edades de un instante feliz”. Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a dos de las piezas claves de este estudio: Roger Olmos (varios premios y menciones avalan su trabajo)y Lewis York (pseudónimo de Lluís Llort, que ha insistido, en reiteradas ocasiones, en que no utilicemos su verdadero nombre por miedo a posibles represalias por parte de algunos de los individuos incluidos en este estudio, especialmente del inquilino de Wellington Road.)
Los resultados han sido muy satisfactorios:
No es la primera vez que colaboráis juntos en un proyecto, con Lumen ya realizasteis “La cara oculta de (la llegada del hombre a) la luna”. ¿El haber colaborado juntos anteriormente ha facilitado el trabajo? ¿Qué tal ha sido el reencuentro?
Roger: Pues muy fácil la verdad, además a los dos nos va mucho el "tonito gamberro" y eso ha dado mucha fluidez a la hora de ir enriqueciendo textos e imágenes. En un álbum de este tipo ha de haber mucha comunicación entre el equipo (incluyo editora y diseñadora), son muchas historias distintas con sutiles conexiones entre ellas y hay que planificarlo muy bien.
Lluís: La verdad es que me hizo mucha ilusión repetir “paternidad” con Roger. Han pasado casi cinco años desde “La luna”, pero Roger sigue igual: aunque a veces se le va la “flapa” y una ilustración acaba siendo algo no previsto (y me toca reescribir un texto), esa es una de sus virtudes, una creatividad desbocada que a menudo sorprende y genera un debate creativo enriquecedor para el proyecto.
¿Cómo y cuándo se gestó la idea de realizar un catálogo de instantes de felicidad?
Roger: “Instantes de Felicidad” es heredero de "Besos que fueron y no fueron" (con textos de David Aceituno) y "Ensueños" (ilustraciones de Conrad Roset y textos de David Aceituno). La propuesta viene de Magela Ronda, nuestra editora. Buscó un tema que al principio a mí me dio un poco de miedo, porque pensé en multitud de tópicos, como bodas, hijos, etc...Pero luego vi que no, que pese a la pomposidad del título, más de uno reconocerá algún momento de “gustirrinín” vivido, desde el reventar burbujas de plástico del papel de embalar, hasta el chirriar de un columpio oxidado en el patio trasero de un restaurante de carretera que te trae algún recuerdo de la infancia. De dónde sacó ella la idea, pues mira, concretamente no se lo he preguntado, quizás algún momento de bajón que le hiciera buscar en su baúl de los recuerdos mental y reencontrarse con viejos sonidos, texturas y olores de pasados nostálgicos.
Lluís: Sí, como no me lo puede impedir (espero), voy a poner las cosas en su lugar: la “idea madre” es de Magela Ronda. Todos los instantes están consensuados con ella, si no directamente decididos o sugeridos. Lo digo porque su nombre no sale en la portada, como correspondería, pero que el mundo sepa la verdad: ella es la tercera rueda de este triciclo que intentamos hacer rodar tan lejos como nos lo permitan los lectores. Además, su rueda es la que va conectada al motor.
Dicho esto, técnicamente yo empecé con este proyecto a principios del 2012, cuando Magela me ofreció participar en el libro y acepté de inmediato, encantado de volver a trabajar con ella y con Roger. Luego siguió casi un año entero de trabajo en equipo. Incluida la diseñadora, Araceli Ramos, que también ha hecho un gran trabajo. Un año, de septiembre a septiembre, pero no ocupando el 100% del tiempo laboral, se entiende. A ratos…
Si escribimos “felicidad” en Google aparecen más de 66 millones de resultados y si buscamos por “happiness” (que no “happy”) nos vamos a unos 156 millones… ¿Qué criterios se siguieron para realizar la selección que nos presenta este pequeño catálogo?
Lluís:Te has leído la página de los tuits, ya veo
Te remitiría a Magela, pero más o menos la cosa era ser diversos, sensibles y estando Roger y yo de por medio… divertidos siempre que se pudiera y bastante gamberros, cuando nos dejaran. Intentar que el lector pase buenos ratos, se emocione, ría, sueñe, se sorprenda, y que incluso reflexione en bastantes ocasiones.
Roger: Huir de los tópicos más tópicos, buscar aquellos que visualmente daban más juego, intentar encontrar aquellos con los que la gente pueda identificarse más, y porque cuando íbamos por el 155.879.634 instante de "happiness" ya nos cansamos de seguir buscando ;)
¿Algún instante de felicidad que finalmente no pudo entrar y que os hubiera gustado incluir?
Roger: Pues por mi parte instantes oscuros. Yo quería incluir algún capítulo de momentos no tan felices, en una especie de apartado distinto al resto, pero se salían demasiado del hilo conductor del libro.
Lluís: Pues sí, uno sobre el placer de comer queso, mi alimento preferido… Roger alegó objeción de conciencia para no dibujar la escena de goce gastronómico porque es vegano, y no me guefiero a da estación ente pimaveda y otoño (perdón por el chiste, tengo problemas de retención).
"Pequeño catálogo de instantes de felicidad"es un proyecto complejo y cocinado a fuego lento donde la interacción entre el lenguaje gráfico y el lenguaje literario es constante. Por otro lado, el diseño y la maquetación del álbum está muy cuidado (trabajo impecable de Araceli Ramos) y juega un papel importante; de hecho, supongo que en algunos momentos os ha podido llegar a condicionar. ¿Cómo os habéis enfrentado a este proyecto?¿Hasta qué punto habéis trabajado a cuatro manos e incluso a seis u ocho?
Roger: Araceli, la diseñadora, ha hecho un trabajo excelente. En cada doble página aparecen muchos elementos, y dentro de la ilustración distintas acciones. Como dije antes, mantener una buena comunicación entre los cuatro ha sido crucial. A veces obligaba yo, con la ilustración, a veces me sugería ella, por tamaño de texto o lo que fuera en aquel momento. Pero aún así, dentro de la complejidad, ha sido cómodo. Muchas reuniones, cervecitas y repasarlo todo desde el principio. Esbozos y planteamientos “muuuy” alzados, sin perder tiempo y energía en complejidades. Responder a los mails al momento, y unas “cuantas-muchas” llamadas telefónicas. Es la única manera. El tener completa libertad a la hora de ilustrar por mi parte, también facilita mucho las cosas y la motivación.
Lluís: Yo creo que es un proyecto a seis manos y cuatro cabezas (Magela pone mucha cabeza, pero no manos), porque el trabajo de Araceli, ha sido muy bueno, los fondos, la distribución y sobre todo las tipografías. Por lo que se refiere al texto, suelo comparar este tipo de álbumes con un disco de música: lo que importa, lo que te seduce a simple vista, lo que te impacta, es el dibujo y parte del diseño, que serían la música y los arreglos. Luego, si la letra de la canción es original, bien rimada o tiene ese plus literario que remata la obra, mejor. Me encanta la música y prefiero una buena melodía que un tostón con una letra magnífica. Si de joven hubiese entendido las letras de los Beatles, ¡seguro que los habría encontrado ñoños y blandengues!
Por último, añadiré que como en todo proyecto colectivo siempre hay que adaptarse y repetir y exponer el punto de vista sin tapujos, pero sin belicosidad. A pesar de eso no ha habido broncas porque donde no llegaba la cohesión sincera lo hacía la profesionalidad y el buen rollo personal. ¡Todos buscábamos el mejor resultado!
¿Cuál ha sido el instante de felicidad que se os ha resistido? (Si es que ha sucedido.) ¿Por qué?¿Habéis tenido que recurrir a la ingesta de algún comprimido de Felicín 500 o similar para no desfallecer?
Lluís: A mí me costó pillar la sutileza que me pedía Magela en “Vuelo de mosca y falda”, ese instante que embellece un segundo de cotidianidad, como el vuelo de la falda de una chica en un bar.
Una página maldita (es un decir, que no hay para tanto) fue en la que primero iba el queso, que pasó por otras opciones, como la comparativa del príncipe de cuento y el príncipe gay, que me quedó muy divertida (creo) pero no coló… Al final la ocupa la de la playa, que tenía otro tono, más zen, pero adapté el texto a la ilustración de Roger, con avionetas tirando pelotas de Nivea, tortilla de patatas y señoras obesas con bañador negro.
La verdad, hay más texto y ha sido más laborioso de lo que me pareció en un principio, pero muy agradable y un buen reto para evitar repetirme demasiado… En ese sentido, tener un año de margen ha sido muy positivo para dejar algunos textos en reposo y luego sacarles más provecho.
Roger: Quizá no tanto por el instante en sí, sino por el momento de hacerlo. Han sido 5, casi 6 meses, y en este tiempo pasan muchas cosas. Hay días que todo sale rodado y días que por lo que sea estás más depre, pero hay que intentar que eso no se note en el trabajo. De Felicín tengo sobredosis ya...
En varias ocasiones se nos aconseja que busquemos al conejo rosa para “alcanzar” la felicidad. A lo largo de todo el álbum jugáis, especialmente Roger, con este personaje que está presente (unas veces más explícito, otras menos) en casi todas las páginas. ¿Por qué un conejo rosa?
Lluís: Es una de las flipadas de Roger que comentaba al principio. Un primer intento de portada tenía el conejo rosa y la chica por el campo de trigo, que al final salen en una interior, y Roger le fue dando protagonismo al conejo. Se podría hacer un concurso y premiar a quién encuentre todos los conejos rosas que salen.
Roger: Mira, se me ocurrió materializar la felicidad en forma de conejo rosa. Es el hilo conductor del libro, una especie de espíritu de la felicidad que aparece cuando alguien vive un instante placentero. ¿Y por qué un conejo rosa? Porque cae simpático, porque da buen rollo, porque es suave, porque nos lleva a la infancia; y rosa porque cuando nos ponemos "ñoños", el color que más le pega a nuestras facciones en ese estado es el rosa. Surgió sin más, durante el planteamiento, cuando ya llevaba tres o cuatro ilustraciones, y poco a poco se ha ido a cada página, en algunas hay que buscarlo y en otras es más evidente. Fijaos en el sello de la última página..., donde el tratado sobre la felicidad…
En el Valle de la Muerte, tres amigos se miran en silencio mientras comparten un momento de 7 minutos 45 segundos de felicidad, exactamente la duración de la canción de "Incident on 57th street" de Bruce Springsteen. ¿Por qué esta canción? ¿Habitualmente escucháis música durante el proceso creativo? ¿Qué banda sonora os ha acompañado durante el desarrollo de este álbum?
Roger: Eso es cosa de Magela, nuestra editora, tiene por costumbre introducir algún tema de Bruce en todos sus proyectos. Es súper fan suyo, de hecho publicó un libro sobre su biografía y todo. En “Besos que fueron y no fueron”, coincidió con la muerte de Clarence Clemons, el saxo del grupo, y ahí está entre sus páginas, sobre una “furgo” por el desierto. Y el porqué de esa canción, pues ahora no me acuerdo, pero sé que tenía sentido para ese capítulo. Lluís seguro que se acuerda.
Siempre escucho música, bastante rara, nada que ver con lo que las imágenes explican. Suelo envolverme de sonidos lúgubres, ritmos nostálgicos. Creo una atmósfera en el estudio que me ayuda a cantar con los pinceles.... (¡toma ya!) Boards of Canada, Biosphere, Apparat, Low, Clams Casino, Loch Lomond, Fever Ray, The dead texan, Austra, Carbon made lifeforms, Eluvium, Max Richter, Bon Iver, Fleet Foxes, pfffff muchos....de vez en cuando recupero viejos discos de Mike Oldfield, King Crimson, Pink Floy, Jethro Tull…, cosas así.
Lluís: Bueno, yo estoy explicándolo todo y espero que nadie se ofenda… Magela Ronda, en un concurso de fanes de Bruce Springsteen, quedaría en el primero, segundo y tercer puesto, ¡a la vez! Su sello desde la sombra en estos álbumes que ha ideado es dedicar alguna página a su ídolo. Así de fácil. Cuando lleve editados 40, 50, 60 álbumes será muy chulo estudiar “La Constante The Boss”.
El porqué de ésta canción se lo deberías preguntar a ella, que escribió el texto… Muy autobiográfico, por cierto.
Por lo que se refiere a la banda sonora personal, la verdad es que cuando escribo no escucho música. La música “de fondo” se me antoja ruido… En general me gusta escucharla bien, a menudo vinilos, desparramado delante de “ese peacho” de bafles que tengo. Ah, y con los ojos cerrados.
Aunque afortunadamente hace ya un tiempo que esto está cambiando, aún se suele relacionar el álbum ilustrado con un público infantil. ¿A qué creéis que se debe esto? Dadme una buena razón por la que todos deberíamos tener un "Pequeño catálogo de instantes de felicidad" como libro de cabecera ( y así conseguir derrocar el mito...).
Roger: Pues supongo que porque la gente sigue asociando el texto corto con grandes imágenes a algo de comprensión sencilla y destinado a los más pequeños, esa es la respuesta lógica que se me ocurre. Recuerdo que cuando empecé a ilustrar libros, allá por el año 2000, aquí en España eran pocas o casi ninguna las editoriales que se arriesgaban a otro tipo de propuestas. Se ilustraba según los cánones establecidos en el ámbito infantil, y si arriesgabas un poco preocupaba el hecho de que los padres vieran algo raro y se echasen para atrás, y fueran a lo ya conocido. Por suerte eso ha cambiado, y cada vez más. Ahora no se trata de ir a la librería, acercarse a la zona de libros clasificados por edades de colorines vistosos y cogerlos sin mirar. Ahora nos empiezan a gustar a nosotros, ilustraciones más maduras, sin darlo todo ya mascado, buscando una lectura propia con la imagen independientemente del texto. Al menos eso es lo que yo intento con mi trabajo.
Y una buena razón para tener este álbum es que se sale de los tópicos, que son momentos en los que de un modo u otro todos reconoceremos algo familiar con nuestras vidas. No sigue un orden de principio a fin, puedes abrirlo por la página que quieras. Y además, descubrirás cosas nuevas en una segunda y tercera lectura.
Lluís: Bueno, porque se relaciona con los cuentos infantiles de toda la vida (que a veces eran algo descuidados). Los cómics, los tebeos para adultos, ya son respetados y valorados como lo que la mayoría son: arte. Mejor: ARTE. Pero, como todo arte, hay quién no le ve la gracia y lo desprecia. “No hay nada más osado que la ignorancia”, sentencia el dicho.
Actualmente un álbum ilustrado lo puede adquirir un adulto seducido por la ilustración, prescindiendo del texto. Cada vez más.
¿Solo una razón para leerlo, pides? Porque si a un lector no “le llega” ninguna imagen o ningún texto, si no hay nada en 84 páginas que le emocione (dicho en el sentido más amplio del término), le devolvemos el dinero. Por cierto, un precio muy ajustado teniendo en cuenta el “lujazo” de álbum que es.
Eh, y alguna devolución haríamos, pero poquitas, seguro.
Ligando con la pregunta anterior, Lluís, respecto al público al que va dirigido este álbum… ¿Cómo surgieron “Una tarde en el desván” o “La puerta”?
Lluís: ¿Lo dices porque son textos marcadamente feministas, supongo? Hay un feminismo rancio, radical y obsesivo que me cansa. Hay otro, para mí, más espontáneo y natural que no solo comparto, sino que pretendo inculcar entre las lectoras adolescentes que, de alguna manera, son también parte del público objetivo (el “target”, que dicen en inglés) de este libro. Una reivindicación de la igualdad, de no someterse a unos conceptos retrógrados del amor, de las relaciones sentimentales; un impulso para que la tradición no domine por encima del sentido común. Y más temas que no han tenido cabida, como la violencia machista: nenas, al primer insulto, al primer empujón, al primer “dame el móvil a ver con quien hablas”… ¡ese novio se va a la mierda! Y punto. Sin miedo. Tolerancia cero.
Ui, perdón. Acuso a Roger que se le va la “flapa” y ahora se me ha escapado un mitin. Es que me provocas, Esther, me provocas…
En tu caso Roger, tu trabajo es siempre muy rico, no sólo en matices y técnicas, sino que tus ilustraciones contienen siempre varias lecturas. Constantemente nos encontramos con personajes secundarios, incluso terciarios, con identidad propia y que viven una historia paralela.
Roger: Me encanta hacerme mis propias historias en todos los álbumes que ilustro. Narrar visualmente el texto es lo principal, pero me gusta hacérmela un poco más mía, creando personajes secundarios en distintas acciones. Que el lector pueda imaginarse diferentes movidas sobre esos personajes que salen y de los cuales no se dice nada en el texto. A veces, incluso el autor ve la imagen y decide escribir algún “añadido” sobre el personaje en cuestión. Es algo que siempre digo a mis alumnos, no sólo hay que hacer hincapié en lo que nos dice la historia, sino también en lo que NO se nos dice. Siguiendo la historia tal cual, es como ir andando por un largo pasillo con cuadros en la pared que te van explicando lo que sucede, pero cada vez que el autor elude detalles, eso es una puerta que nos encontramos en ese pasillo, y detrás de ella, hay una enorme habitación llena de lienzos en blanco esperando a ser pintados por nosotros.
Es una manera de crear un lenguaje propio en tu trabajo, de hacerte un sello personal, de mostrar tu carácter y forma de ser, y si eres fiel a eso y a la gente le gusta, te creas tu público.
En ambos casos, ¿es importante el humor en vuestro trabajo?
Roger: Siempre, el humor es muy importante para mi en todo. Ojo, si la historia da pié a ello. Me río muchas veces yo solo en el taller, de las tonterías que se me van ocurriendo. Pero no sólo en el trabajo, en todo, en la vida cotidiana, en las clases, con los amigos. No paro de decir paridas y darle vueltas a las palabras..
Lluís: Básico. Y no para este álbum –en que ha entrado el humor que ha entrado, que no ha sido poco teniendo en cuenta que no es un libro cómico–, para la vida en general. El sentido del humor es vital. Es una de las pocas constantes en todo lo que hago: a veces el chistecillo fácil, otras un humor más británico, más “inteligente”, en ocasiones soez y escatológico, otras surrealista, pero siempre humor. Con más sentido del humor el mundo sería más feliz, y no un instante, ¡un buen rato! Ya sé que es una afirmación de Perogrullo, pero hay que relativizar más, reír más y controlar la mala leche. Todos tenemos problemas, unos más o más graves, ok, pero con mala hostia no se solucionan. Con risas, tampoco, pero al menos no puteas a tu entorno. Vaya, segundo mitin… y último, ¡lo juro!
Como autores, ¿cuál es el instante de felicidad con el que os quedáis?
Roger: El día que entregas y te dan el OK. Ese día soy muy feliz, aunque luego casi siempre caigo enfermo, un constipado, dolor de cuello, cosas así. Me absorbe mucho mi trabajo.
También esos días de lluvia intensa, rayos y truenos en el cielo, temperatura agradable, mi mujer me trae un té, el perro acostado a tu lado y suena tu canción favorita.
Lluís: Cuando, a lo largo de las semanas, después de reescribir un texto diez, doce, quince, veinte veces llega ese momento en que lo leo y pienso: “joder, que bueno eres, nen”. Es un instante, solo eso, pero me siento Dios. Sí, no sale en el libro, pero es “mi” instante.
Del libro… no sé, me costaría mucho quedarme con solo uno. Son como las patatas fritas o las palomitas, una vez que empiezas, ¡no hay quien pare!
¿Nos podéis avanzar algo sobre futuros proyectos o ya en marcha? (conjuntos o individuales)
Roger: Pues ahora mismo estoy en el meridiano del que va a ser mi primer proyecto enterito, sobre un tema personal y muy comprometido que se editará en Italia con Logos y en España de manos de la fundación FAADA. Lo presentaremos en Bolonia durante la feria del libro infantil. Le sigue otro macro álbum muy esperado con Random, para continuar con una sorpresa con Kalandraka que me hace mucha ilusión, y rematar el año con una editorial que se llama Nube Ocho. Entre medias habrán distintos cursos por el país y algún que otro encuentro con autores.
Lluís: Con Roger de momento nada, porque tiene siempre una agenda a tope. Pero si hay ganas, que diría que sí, ya encontraremos la oportunidad.
Por mi parte, además del trabajo diario en prensa, publico una novela juvenil en marzo con Barcanova (retomando los personajes de una que publiqué en 2011), una de adultos en septiembre en RBA (novela negra no ortodoxa, a mi rollo, vaya) y estoy trabajando por primera vez en un proyecto escrito a cuatro manos (las otras dos son de Salvador Macip), y luego vendrán las de un ilustrador. Es una serie de novelas para la franja infantil, a ver qué sale.

Esther B. Vigil
Esther B Vigil fue fiel durante toda su adolescencia a The Smiths aunque hiciera años que se habían disuelto y que su entorno "estudia-hostil" insistiera en que se hiciera fan de Take That. Tras esa etapa de ardua resistencia estudió Bellas Artes en la UB donde empezó a serle infiel a “This charming man” con R.E.M. y algún que otro grupo ¿indie?. Comenzó su andadura como ilustradora freelance para TPH Club de TV2 y desde entonces ha trabajado para editoriales como Penguin Random House, Edelvives, La Galera o Zahorí de Ideas. Un día le picó la curiosidad de ver cómo era por dentro una editorial y pasó varios años trabajando entre los departamentos de marketing y de prensa de Random House Mondadori. Tras varias ferias del libro, presentaciones y quedadas con blogueros durante su paso por la editorial, ha decidido volver a las entrevistas y a las exposiciones entre boceto y boceto mientras escucha “The Queen is Dead”.