El Naufraguito
O el fanzine que nada a mano
A una aparición de Antonio Machín cantando “Náufrago, náufrago soy, yo soy el naufraguito…” le debe su nombre y al boletín El Nàufrag o el Rai de la Medusa del Grup Taca su nacimiento. Tras el cierre del boletín, el fanzine El Naufraguito se independizaría y desde entonces ha estado vagando a la deriva durante más de veinte años junto a su inseparable compañero de viaje: El Mininaufraguito (una mini publicación sujeta en el interior de la contraportada). Durante el mes de octubre la Biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra de Barcelona, especializada en cómic, realiza un recorrido histórico por sus últimos 100 números a través de la exposición “El Naufraguito, el fanzine que nada a mano”.
Con un carácter artesanal y en constante experimentación El Naufraguito comenzó a ser conocido gracias a la nominación al Premio al Mejor Fanzine en el Saló del Còmic de Barcelona en 1999. En 2003 y 2011 sería premiado por el Saló. La primera portada empezó con una cuestionable “caricatura” de Machín cantando una versión de “El Huerfanito” y desde entonces, con informaciones ambiguas-y-desorientadoras (según sus propios náufragos), se han tratado todo tipo de temas teniendo siempre como referente la filosofía del que consideran su primer náufrago y cuyo escrito les llegó por azar. La vida de dicho individuo empezaba y terminaba con la declaración “Yo soy quien soy y no me cambio por nadie”.
¿Qué podemos encontrar en El Naufraguito? Sarcasmo, ironía, juegos de palabras y juegos visuales, mucho desamor y mucha filosofía, pero siempre con la fuerza incansable de aquel que sobrevive. Cada número es una ventana abierta a la experimentación no sólo en sus escritos sino también formalmente; algo que difícilmente podrían llegar a realizar en una publicación comercial. ¿Qué podemos encontrar en la exposición? Un recorrido por sus 100 últimos números que incluye desde la confesión de Copito de Nieve hasta el mismísimo testamento espiritual de Elvis (que parece ser que era rubio y que su esplendoroso tupé escondía algo más que unas incipientes entradas).
El número 100 fue una muerte anunciada: el fanzine moría “matando(se)”. Desaparecido del mundo terrenal ya está en librerías el número 101 con intenciones de acercarse al cielo prometido y descubrir si tal paraíso existe de verdad.
¿Se hundirá finalmente o conseguirá emerger de las profundidades? Ni siquiera su propio editor, Ceferino Galán, tiene la respuesta. Hasta que ese día llegue, nos quedamos con lo que dice el propio manual de El Naufraguito: “La verdad no está en el medio, hay que encontrarla mediante continuas excursiones a uno y otro reino porque si bien la proporción es la clave final, partir de ella es garantía de fracaso”.

Esther B. Vigil
Esther B Vigil fue fiel durante toda su adolescencia a The Smiths aunque hiciera años que se habían disuelto y que su entorno "estudia-hostil" insistiera en que se hiciera fan de Take That. Tras esa etapa de ardua resistencia estudió Bellas Artes en la UB donde empezó a serle infiel a “This charming man” con R.E.M. y algún que otro grupo ¿indie?. Comenzó su andadura como ilustradora freelance para TPH Club de TV2 y desde entonces ha trabajado para editoriales como Penguin Random House, Edelvives, La Galera o Zahorí de Ideas. Un día le picó la curiosidad de ver cómo era por dentro una editorial y pasó varios años trabajando entre los departamentos de marketing y de prensa de Random House Mondadori. Tras varias ferias del libro, presentaciones y quedadas con blogueros durante su paso por la editorial, ha decidido volver a las entrevistas y a las exposiciones entre boceto y boceto mientras escucha “The Queen is Dead”.